Por Carlos Tórtora.-

Mauricio Macri y Cristina Kirchner están unidos por su confrontación, que les permite hegemonizar al escenario político. Pero ahora también se asemejan en lo que hace a las dudas sobre sus candidaturas. Una importante cantidad de encuestas lo da al presidente como perdedor en el ballotage ante ella y la mayoría de los sondeos dicen que perdería ante otros candidatos peronistas como Roberto Lavagna y Sergio Massa. En cuanto a CFK, su temor a perder la llevaría a dudar sobre su candidatura. En cuanto a las causas de tantas dudas, ambos también coinciden. Para Macri, una derrota sería el fin de su carrera política y la posibilidad de ser rápidamente denunciado en diversos procesos por corrupción. Su caída sería más fuerte por el hecho de que los números indicarían que la derrota puede evitarse si María Eugenia Vidal es la candidata. El paralelismo de esta situación con la que atraviesa Cristina es notable. Si ella fuera derrotada por su alto porcentaje de imagen negativa, el peronismo no le perdonaría su egoísmo de no dar un paso al costado en favor de un candidato menos cuestionado.

El caso es que el paso del tiempo agrava esta situación de incertidumbre. Algunos conocedores de la ex presidente, por ejemplo, dan como un hecho que ella se definirá recién en junio próximo, es decir a último momento.

En cuanto a Macri, si abandonara la candidatura a último momento, le complicaría su postulación a Vidal, ya que es necesario un proceso de reacomodamiento en Cambiemos.

El caso es que la incertidumbre acerca de las dos candidaturas principales provoca desconcierto y paralización en el resto de los postulantes. Particularmente en los tres peronistas que ocupan la franja intermedia en las mediciones, esto es Lavagna, Massa y Juan Manuel Urtubey. Todos saben que Vidal sería mucho más difícil de atacar que Macri, al no tener responsabilidad directa en la política económica. En el caso de Lavagna, es altamente probable que no compita si Cristina anuncia que se postulará. También Massa prefiere confrontar con Macri y no con Vidal. La incertidumbre se extiende a los radiales, que si Vidal fuera candidata deberían rehacer su alianza con el PRO al haber otro número uno. En medio de esta ausencia de certezas, los tres nombrados siguen adelante mientras especulan sobre un eventual paso al costado de Cristina, que les dejaría el camino abierto para una primaria definitoria. La difusión de la enfermedad de Florencia Kirchner y el viaje acompañando ésta a Cuba abrieron más interrogantes sobre su destino electoral. En cambio Macri quiere obviamente despejar dudas y se reunió esta semana con la dirigencia bonaerense del PRO.

Guerra de inteligencia

En otro orden de cosas, el escándalo del caso D’Alessio ya dejó de ser un choque más entre los dos bloques que se disputan el poder para ramificarse en distintos capítulos. El juez de la causa, Alejo Ramos Padilla, se sentó ante la comisión de Libertad de Prensa de Diputados como si fuera un político más y mostró parte de la documentación incautada a D’Alessio, dándole pie al oficialismo para pedir su juicio político ante el consejo de la Magistratura. Para el gobierno es importante que el expediente pase a otro juez que no tenga militancia K y que la causa se adormezca al menos durante la campaña electoral. Pero el kirchnerismo está dispuesto a hacer todo lo posible para que el caso D’Alessio sea uno de sus caballitos de batalla. En la documentación, las escuchas y los mails y whatsapps de D’Alessio y sus amigos hay implicancias referidas a agencias de los EEUU y Venezuela, que pueden afectar las relaciones exteriores. El viaje de CFK a La Habana no sería en este sentido sólo por cuestiones familiares sino para analizar con expertos del gobierno cubano los alcances de las redes que Ramos Padilla tiene incluidas en su expediente más importante.

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