Por Sebastián Dumont.-

María Eugenia Vidal pone en la agenda pública la discusión por la coparticipación de la provincia de Buenos Aires y su nivel de atraso desde los tiempos de Alejandro Armendariz, quien cedió los puntos que el mayor territorio argentino jamás recuperó. La movida de Vidal es una jugada a varias bandas, pero sobre todo es la primera vez en muchos años, salvo con Duhalde, que la discusión avanza como no sucedía hace mucho. La pregunta es si esta vez será distinta a las anteriores.

Todos los gobernadores que sucedieron al radicalismo en la provincia de Buenos Aires allá por el año 87 amagaron con discutir por los fondos de la coparticipación. Ninguno pudo lograrlo. Ahora Vidal pone el tema en la superficie una vez, porque además, hay una realidad: la situación económica y financiera es muy compleja. Sugestivamente, en estas horas se hizo trascender que el déficit que dejó el gobierno de Daniel Scioli es de 21 mil millones de pesos. Para muchos legisladores, podría ser algo más.

Eduardo Duhalde, cuando gobernó, no discutió tanto el tema, porque había conseguido de Menem el fondo del conurbano, que era de 600 millones de pesos/dólares. Más tarde, Felipe Solá amagó con hacerlo pero quedó en eso. Y Scioli jamás se animó a ponerse al frente de una batalla en la que hubiera contado con apoyo político de casi todos los sectores.

Es lo que ahora empieza a cosechar Vidal. ¿Quién podría estar en contra, entre los dirigentes con representación bonaerense, de discutir el tema? Nadie. Y eso la mandataria provincial lo puede aprovechar en beneficio de su propia imagen. Todo es posible, menos perder el año que viene en la provincia. En eso ya trabajan desde enero pasado en Cambiemos.

Pero además, la instalación del tema es una patada indirecta a Daniel Scioli. Su gestión dejó una situación económica complicada y, si eso empieza a quedar cada vez más claro en la sociedad, puede acarrearle un costo político. Sobre todo mirando hacia el año que viene.

En el gobierno provincial saben que el ex gobernador quiere ser candidato y que su suerte está atada a la de Cristina Kirchner. No habrá divorcio. “Scioli es Cristina”, asegura un experimentado diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.

Además, en el juego político, la jugada de Vidal es a varias bandas, porque la puede mostrar cómo la mandataria logra algo que no tuvieron sus antecesores. Cuenta con la ventaja de la actitud de Macri, que es bien distinta a la que tenía el cristinismo con el ex gobernador. Igual, eso no es excusa para no haber planteado nunca la cuestión.

Es indudable que Vidal y los suyos no quieren dejar resquicio por explorar para asentarse en la provincia. A Scioli y el kirchnerismo los tendrán de rivales y, por las dudas, Carrió ya avisó que pronto dará a conocer la lista de los testaferros del exgobernador.

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