Por Carlos Tórtora.-

A casi cinco años de la muerte de Alberto Nisman, la fiscalía avanza en lo que será un pedido de elevación parcial a juicio sosteniendo “la hipótesis del homicidio basado no sólo en la pericia de Gendarmería, sino en entrecruzamientos de llamados producidos en el rango horario de la muerte, como las propias contradicciones de Lagomarsino, que dijo que Nisman lo había contactado primero cuando la pericia informática mostró lo contrario, como también el manejo de la escena y las acciones posteriores al 18 de enero”, según comunicaron fuentes judiciales a Clarín.

El juez Julián Ercolini dijo: “La muerte del fiscal Nisman no obedeció a un suicidio y habría sido producida por terceras personas y en forma dolosa”.

Asimismo, el magistrado remarcó que “habría existido una intencionalidad, cuando menos desde algún sector oficial, de instalar la idea de una muerte voluntaria, privada y en soledad de Nisman”.

En el pedido de juicio oral se pondrá foco en la actuación de los custodios, quienes, según la acusación del juez, “a pesar de que pasaron horas sin saber de Nisman y sin que atendiera sus llamadas, permanecieron sin dar aviso a sus jefes”. “Nisman no atendía llamadas, no había recogido el diario en la puerta de su casa, no respondía el timbre y sin embargo los custodios Miño y Niz no avisaron a sus superiores. Todo esto hizo que se dilatara el hallazgo del cuerpo, lo que, sumado a que se pronunciaron por la idea de la muerte voluntaria, se traduce en un claro intento por darle credibilidad a la versión del suicidio”. El juez determinó en consecuencia que los custodios “buscaron demorar la actuación policial y/o judicial en el homicidio”.

De este modo, y en forma casi directa, la justicia federal replicó con dureza el incipiente intento del gobierno nacional de poner en duda el homicidio del fiscal. El método elegido fue mencionar que se haría una nueva pericia y, ante la firme actitud de la justicia en el sentido de que ello no estaba en vista, la ministra de Seguridad Sabina Frederic pasó a hablar de que se efectuaría una revisión técnica de la pericia, por canales administrativos. Aunque no es fácil precisarlo, la intención del gobierno sería desacreditar técnicamente la pericia de Gendarmería, piedra basal de la postura judicial sobre el homicidio. El caso Nisman se reactiva así justo en momentos en los que la conflictividad entre los EEUU e Irán alcanzó su punto máximo con la ejecución a través de un drone, de Qassem Soleimani. Una vez más el caso Nisman es una pieza de ajedrez importante en la política de lucha contra el terrorismo iraní por parte de la Casa Blanca.

Con final abierto

Lo sugestivo es que justo en esta instancia el gobierno nacional intente poner en duda el homicidio. Una hipótesis es que pudiera haber, justamente a través de la conducta dolosa de los custodios de Nisman, una cadena de responsabilidades más altas.

No es menos sugestivo que, también en este momento, uno de los acusados por la voladura de la AMIA, Mohsen Rabbani, aparezca en un reportaje para señalar que a Nisman lo habrían matado para que no quedara en evidencia que tenía las manos vacías. En el mismo reportaje, el dirigente iraní reivindica el rol de Cristina Kirchner para intentar aclarar el atentado.

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