Por Carlos Tórtora.-

La presentación de las listas de candidatos será el 24 de julio, lo que puede llevar a Juntos por el Cambio a un mes más de puja entre macristas y larretistas. Los dos bandos en pugna hacen esfuerzos para evitar la imagen del escándalo pero hay demasiado tiempo por delante como para que todo transcurra dentro del fair play. Horacio Rodríguez Larreta usó toda su artillería para imponer a Diego Santilli como cabeza de la lista de diputados por Buenos Aires. Pero no logró concretar su objetivo y Jorge Macri insiste en que las listas deben armarse con la conformidad de los dirigentes de cada distrito. Larreta coloca sobre la mesa de negociaciones las encuestas que demostrarían que Santilli mide bien de imagen, aunque todavía no es importante su intención de voto. La aparición de Facundo Manes como primer candidato a diputado nacional por la UCR empezó a movilizar las preocupaciones del PRO. La estructura territorial de la UCR en Buenos Aires es más abarcativa que la del PRO y Manes podría ganar las PASO, lo que produciría cambios en la ecuación de poder de la coalición opositora. Esta situación hace que a Larreta se le escape de las manos el control de los radicales, a los que les prometió cederles la jefatura de gobierno de la ciudad en el 2023. De este modo, con Manes como bandera, los radicales empiezan a explotar la grieta entre Macri y Larreta. En Capital, el otro capítulo de la crisis, la pregunta es si se enfrentarán en una PASO Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal o habrá acuerdo. Esta última empezó a pagar el precio de su indefinición política, en tanto que Bullrich capitaliza su postura de no ceder terreno.

La suma de votos

Con este panorama, en el gobierno empiezan a ver el filón que representaría la pelea interna del PRO si no hay acuerdo inmediato. También hay señales de alarma. Una PASO con dos listas de Juntos por el Cambio en Buenos Aires, podría atraer una gran masa de votos, superior a lo que obtendría la monocorde primaria del Frente de Todos. Hay que recordar que, como casi siempre se celebran con listas únicas, las PASO funcionan como una primera vuelta y se considera ganador al que obtiene más votos. Esta distorsión del sistema puede representar un serio problema para el oficialismo: que la oposición aparezca victoriosa y que la sociedad se contagie de este clima para las elecciones generales. De ser así, el exitismo de “ganar” la primaria le daría a la oposición un plus de votos para noviembre. En resumidas cuentas, que el kirchnerismo está expectante sobre el deterioro que podría sufrir la oposición por su pelea interna, pero le preocuparía que aquella consiga ir con dos listas a una PASO civilizada. Cuando Néstor Kirchner impulsó en el 2010 la ley de primarias, su objetivo fue favorecer la división entre las fuerzas opositoras; pero el sistema de partidos respondió defendiéndose mediante el sencillo recurso de no aplicar la ley, apostando siempre a las listas únicas. A diez años de aquel momento, las PASO podrían volverse en contra de sus creadores.

Share