Por Guillermo Cherashny.-

Macri está convencido de que no pudo reelegir por culpa de Massa, porque comentó su pedido de blanqueo a los familiares y tuvo que recurrir a un DNU contrario a la ley, por no sumarse al aumento de tarifas, votar contra el cambio de la fórmula previsional y por sumarse al Frente de Todos. No fue la crisis económica, repite a todos los interlocutores, porque entiende que al final de su mandato terminó con sólo el 0,4% de déficit fiscal y que desde junio del 19 la economía se estaba recuperando, por tanto la actitud de Sergio Massa lo hizo perder, porque si se candidateaba por Alternativa Federal con Urtubey, el Frente de Todos no ganaba.

Esa obsesión de señalar a Massa como el culpable de todos sus males lo hace operar en los medios de comunicación contra sus socios, como Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, como la tapa de Clarín del otro día.

Tan equivocado está que Elisa Carrió, una eterna crítica de Massa, ya dijo que no votaría nuevamente a Macri por su foto con Trump, es decir que no reúne el consenso en Juntos para el Cambio, porque asume posiciones de derecha que nunca aplicó en el poder.

Se ha convertido en un fanático de la baja del gasto público pero sigue sosteniendo que la obra pública sobrefacturada es beneficiosa para el país, cuando es todo lo contrario. No hay conversación privada donde no cite Massa como el mal de todos los males. Lo nombra más que a Cristina, que da la casualidad de que a través de Julio de Vido le dio obras públicas a su familia y a su hermano de la vida como es Nicolás Caputo.

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