Por Guillermo Cherashny.-

En la catástrofe electoral de las PASO, el Frente de Todos, integrado esencialmente por el peronismo y otras fuerzas progresistas, sufrió la peor derrota de la historia del movimiento creado por el general Perón. Si bien el resultado se confirmará el 14 de noviembre, el 30% obtenido en las Paso es, sin duda, el peor registro desde 1946. Esta catástrofe electoral fue multicausal pero seguramente la pandemia del coronavirus tuvo un papel fundamental, a lo cual se agregó la desastrosa gestión de Alberto Fernández en la presidencia en todos los aspectos del manejo del virus, como fueron la demora en comprar la vacunas Pfitzer, basada en prejuicios ideológicos, el vacunatorio vip y la fiesta de Olivos cuando la población estaba encerrada jugaron papel clave.

Es cierto que la pandemia produjo un grave daño económico, agravado por la herencia de dos años recesivos que dejó Macri, pero una cuarentena muy larga destrozó la economía, que ya venía muy mal de décadas. La apertura total que decretó el casi primer ministro Manzur provocará un despegue económico que no se vera de aquí al 14 de noviembre, al igual que las medidas de estímulo monetario que lanza el gobierno todos los días.

Es cierto que Alberto Fernández mostró en campaña que su gobierno sería distinto al kirchnerismo pero en realidad fue igual o peor y la designación de Martín Guzmán en el Mecon fue mejor que si se nombraba a un kirchnerista. Pero el profesor de Columbia profundizó el cepo que le dejó Macri y no supo salir de él, con las graves consecuencias que trae, pese a que tuvo precios internacionales de soja y maíz muy buenos pero la brecha cambiaria es una mala política económica.

Así las cosas, después del 14 de noviembre el tiempo de Martín Guzmán habrá terminado y el gobierno tiene una sola alternativa, que es una política económica promercado, que firme un acuerdo con el FMI, termine con el cepo cambiario e inicie una política de desarrollo y crecimiento económico. Pero si vuelve a cometer los desaciertos históricos del kirchnerismo, no hay dudas de que la esta última elección del peronismo y aliados no será la peor sino mucho más mala todavía.

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