Por Carlos Tórtora.-

Finalmente parecía que la paz y la armonía se habían impuesto entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta. El primero renunciaba así a sus aspiraciones presidenciales a cambio de que el segundo dejase como único candidato del Pro a jefe de gobierno a Jorge Macri. El expresidente se aseguraba entonces el control de la ciudad y Larreta se sacaba de encima el riesgo de una candidatura presidencial de aquél.

Aparentemente, todo esto implicaba que el jefe de gobierno dejaba de lado su alianza con Martín Lousteau por la que éste buscaba la jefatura de gobierno a cambio de apoyar la UCR a Larreta. P ero no fue así. Larreta traicionó el espíritu de lo pactado con Macri y está a punto de convocar a una elección concurrente para las autoridades locales. Esto es, que se vota el mismo día que para autoridades nacionales pero con boletas -y urnas- separadas. Semejante engendro -que complicaría enormemente la realización del comicio- le permitiría tal vez a Lousteau ganar la elección porteña.

Indignación

La indignación de Macri ante la elección concurrente es por demás pública. Sería obvio, entonces, que la UCR o por lo menos Gerardo Morales y Lousteau, canjearían la presidencia para Larreta a cambio de la jefatura de gobierno para Lousteau. En este acuerdo el que resulta desplazado es Macri, a quien no le quedaría otra que respaldar a Patricia Bullrich para que derrote a Larreta.

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