Por Damián Belastegui (Agencia NOVA).-

Sobre el cuadrilátero bonaerense, la disputa entre el oficialismo y la oposición durante la semana estuvo signada por el debate en torno al sistema electoral de cara a octubre. Voto electrónico vs. Lista sábana. (Dibujo: NOVA).

Mientras en varios sectores de las gradas el agua aún no desaparece, sobre el ring de la pelea electoral bonaerense un nuevo round muestra al combate enfocado en torno a un eje de conflictividad totalmente distinto al drama de las inundaciones, aunque, sin perjuicio de ello, los contrincantes utilizan las mismas estrategias de disputa aplicadas durante los recientes episodios.

Así, no se ausentan en la apaleada reyerta discursiva las envestidas oportunistas para poner al rival contra las cuerdas, por un lado, ni los exagerados gritos en reclamo de golpes bajos, por el otro.

En la previa del asalto final de octubre, los guantes se recargan de acusaciones cruzadas y, en cada rincón, las partes interesadas lejos están de amagar con tirar la toalla. Por supuesto, y a pesar de la delicadeza de los temas con los que muchas veces se miden los rivales, los mismos suelen realizan movimientos dignos para que un presentador de box yanqui no se prive de anunciar: “Ladies and Gentlemen, It’s Showtime!” (“Damas y caballeros, ¡es el tiempo del show!”).

Durante los últimos días, el cuadrilátero bonaerense se hizo eco de lo planteado en la pelea de fondo nacional: los cruces por modificar o no el sistema electoral vigente con vistas a las generales del 25 de octubre.

Con los penosos episodios de los comicios en Tucumán anexados al desesperado grito de “afano” de votos que Felipe Solá denunció haber sufrido en varias mesas bonaerenses durante las PASO, el arco opositor se ocupó de tender un pesado manto de sospecha sobre la confiabilidad del actual esquema de votación y llamó a reemplazar el mismo por el voto electrónico o, al menos, por la boleta única, mecanismos que, paradójicamente, en otras provincias también habían sido puestos en tela de juicio por algunos de los espacios que hoy los requieren como la solución de todos los posibles y futuros males sobre los que se hace sobrevolar una palabra: fraude.

De campana…

El espacio abanderado de estos reclamos en la provincia de Buenos Aires ha sido el Frente Renovador. La situación planteada por el candidato massista a la Gobernación, Felipe Solá, fue primeramente mirada de reojo incluso desde el ámbito judicial. Sin embargo, con el correr de los días, la denuncia de “afano” de alrededor de 192 mil votos fue vista con mayor seriedad.

En referencia a este tema, y en declaraciones a NOVA, el compañero de fórmula de Solá, Daniel Arroyo, consignó: “Hemos tenido dificultades en la transmisión de datos que es el telegrama del correo. Nos sentamos con Felipe a definir dónde nos había ido mejor, dónde no tanto, y empezamos a ver un montón de telegramas que nos llegaban y mucha gente nos decía que estaban en cero. Es decir que Sergio Massa tenía 70 votos, para el Parlasur y diputados nacionales más o menos lo mismo, cero para gobernador y volvía a 70 o algo parecido para la categoría de gobernador”.

“La justicia ha trabajado bien, ha tomado nota de esto, ha evaluado las planillas originales, en algunos casos asumimos que deberían abrir las urnas”, afirmó, al tiempo que subrayó que, además de errores, “efectivamente hubo avivadas”. A su vez, al recalcar que “es imprescindible un cambio en el sistema electoral, estamos votando como en el siglo XIX”, Arroyo propuso “alquilar las máquinas de Brasil y hacer boleta electrónica” o bien “si a alguien le parece que eso es muy complicado de hacerlo en 60 días, hay algo más simple: una boleta única de papel donde están todos los candidatos”.

También, el candidato a vicegobernador del FR aludió a la implementación de la “lapicera electrónica”, la cual transfiere el acta de escrutinio al centro de cómputos directamente. Sobre este punto hizo foco, también dentro del mismo espacio, el senador provincial Sebastián Galmarini con el fin de evitar “intermediarios y errores”. En tal sentido, el legislador massista apuntó que “hay que avanzar en algún tipo de reforma de acuerdo a la posibilidad y del consenso al que podemos arribar, pero no podemos ir a esta elección con este sistema de incertidumbre”.

Por su parte, Solá aprovechó asimismo la oportunidad para meter el dedo en la llaga del oficialismo al recordar que “hace trece años, junto con Florencio Randazzo quisimos poner el voto electrónico en la Provincia, fuimos a Brasil, hablamos con el Tribunal Superior Electoral y luego vinieron ellos para acá, pero la Legislatura y el Congreso votaron en contra”.

Desde “Cambiemos”, la candidata a la Gobernación, María Eugenia Vidal se sumó a esta exigencia al aseverar que “también queremos cambiar la forma de votación actual. Es arcaica y no da para más”. Y cuestionó: “El robo de boletas en la provincia es sistemático”.

…a campana

Ante estos planteos, uno de los dirigentes del oficialismo que más alzó la voz para el retruque fue el jefe de Gabinete nacional y candidato a la Gobernación del FpV, Aníbal Fernández, quien rechazó de plano la posibilidad de reformar el sistema electoral, calificando esa intentona como “un verso para parecer preocupados” y de una postura mediática por parte de la troupe opositora que volvió a unificar los misiles contra el Gobierno barnizándolos con llamados a la “transparencia”.

“¿Usted conoce algún lugar en el que se cambie (el mecanismo) faltando 50 días una elección?”, objetó el “bigotón”. Menos intransigente, el diputado bonaerense del sciolismo, Guido Lorenzino, reconoció que “hay que mejorar nuestro sistema electoral con un mecanismo que refleje y legitime el voto del ciudadano como primer objetivo”, señalando que “Scioli tomó el compromiso y mejorará el sistema electoral de cara a una nueva gestión en la presidencia”.

De todas maneras, apuntó que “en 2003 Sergio Massa y Daniel Scioli ganaron las elecciones y nadie cuestionó el resultado, por lo que entiendo que este es el ejemplo que tenemos que tomar y no generar situaciones de incertidumbre que no existen”.

Por su lado, y despojado de la etiqueta massista que supo tener meses atrás, el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis (hoy en el FpV), fustigó: “El problema que tiene la oposición con el sistema electoral argentino es que las elecciones las gana el peronismo y ellos las pierden”.

Tras la campanada final

Bajo este panorama, la necesidad de un cambio del actual sistema de votación asoma como la punta de un iceberg formado por largos años de deficiencias e irregularidades en este aspecto pero que sólo parece advertirse a los gritos cuando el buque político se acerca a la fecha electoral.

Más allá de lo que resulte en octubre a partir de este debate, será cuestión de observar, luego de los comicios generales, si el interés de la clase política por mejorar estos mecanismos son arraigados y sinceros o bien si son sólo una serie de humeantes “ganchos” y “cross” en la mandíbula que se detienen cuando suena la campana final.

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