Por Carlos Tórtora.-

La conexidad entre la política nacional y la bonaerense es tan sensible que cualquier cambio en la primera altera inmediatamente la segunda. Desde hace 48 horas un rumor circula fuerte en la dirigencia: que Mauricio Macri sería cada vez más victima de la adversa situación económica y que su imagen positiva no se recuperaría lo suficiente como para ser candidato a presidente el año que viene. Entonces, la única carta ganadora de Cambiemos sería María Eugenia Vidal.

La sola posibilidad de que esta hipótesis se convierta en realidad representaría un giro de 180 grados en la política provincial. Es que el macrismo carece de un suplente con envergadura electoral como para cubrir el vacío que dejaría la gobernadora y es sabido que los votos no son transferibles. En las últimas elecciones, aun haciendo campaña todos los días, Vidal no pudo conseguir que Esteban Bullrich le ganara a CFK. La traducción de este marco es simple: si Vidal debe reemplazar a Macri es viable un triunfo peronista en Buenos Aires, lo que convertiría en pírrica la victoria de Cambiemos en el orden nacional. No es extraño entonces que Martín Insaurralde siga empecinado en posicionarse como candidato a gobernador y que la semana pasada no haya aparecido en la cumbre del PJ en San Bernardo que presidió Gustavo Menéndez, donde quedó expuesta la fractura entre el cristinismo y los post cristinistas.

Una vieja idea que vuelve

Pero la idea más fuerte que emerge detrás de una eventual candidatura presidencial de Vidal es que, con sus números actuales, CFK podría ganar la gobernación de Buenos Aires donde no hay ballotage y alcanza con un voto más. En cambio, en un eventual ballotage contra Vidal por la presidencia, la ex presidente podría terminar su carrera política con una derrota significativa.

De ahí que Cristina esté dosificando sus declaraciones y que les haya dado instrucciones a sus intendentes de que no abran el juego y afiancen sus posiciones.

En este mismo sentido hay que computar que días atrás Agustín Rossi dijo que le gustaría ser candidato a presidente. También resultó algo extraño que Horacio Rodríguez Larreta días atrás sostuviera que “los tres deberíamos ir naturalmente por la reelección (en relación a él) Macri y Vidal”. Tal vez el jefe de gobierno porteño presiente que si Macri no va por su reelección y Vidal tampoco, en el PRO habría movimientos para que la renovación de figuras alcance a la Capital, por ejemplo, que al vicejefe de gobierno Diego Santilli le toque dar un paso al frente.

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