Por Carlos Tórtora.-

El oficialismo está sincerando su principal obsesión con las PASO del próximo domingo. Una derrota de María Eugenia Vidal ante Axel Kicillof pondría en crisis todo el andamiaje macrista para octubre. Es que en Buenos Aires no hay ballotage y se puede ganar o perder la gobernación por un voto. El conurbano, especialmente el segundo cordón, es el territorio K por excelencia y donde Cristina Kirchner exhibe toda su potencia así que un triunfo sería más que todo mérito de ella. El año pasado, antes del gran repunte de CFK en las encuestas, La Cámpora decidió apostar todas sus fichas a ganar Buenos Aires. porque se les hacía poco probable ganar en el orden nacional. Hoy las cosas no son tan así pero vale analizar el siguiente escenario: bien podría Kicillof ser electo gobernador en octubre aunque Macri termine siendo reelecto.

El caso es que una derrota de Vidal el domingo sería un golpe difícil de asimilar para un gobierno que depende justamente de la capacidad electoral de ella. Sería, por ejemplo, una victoria pírrica para Marcos Peña, que siempre cuestionó el perfil filoperonista de la gobernadora.

Un traspié de Vidal podría también comprometer el control de la Cámara de Diputados, si Cristian Ritondo cae ante la lista que lidera Sergio Massa, quien podría ser el sucesor de Emilio Monzó.

Por otra parte, el revés en Buenos Aires dejaría al macrismo sin la pieza fundamental de su poder territorial. Con Córdoba y Santa Fe en manos del peronismo, el oficialismo quedaría reducido a la Capital Federal y a Corrientes y Jujuy, los distritos que hoy gobierna la UCR.

Pésimo para las finanzas

En el terreno estratégico, si Kicillof doblega a Vidal, ésta quedaría vulnerada en sus aspiraciones presidenciales para el 2023 y no habría en el PRO quien la reemplace en ese rol. Volviendo a cosas más inmediatas, una firme tendencia al triunfo K en Buenos Aires podría alterar el humor de los mercados, por la característica explosiva que podría tener la coexistencia de La Cámpora en el gobierno platense con Macri en la Casa Rosada.

Share