Por Guillermo Cherashny.-

Fuentes bien informadas señalan que el presidente está enojado con la realidad y con sus ministros y también con los medios de comunicación por crear un clima de desánimo, y la única lucecita que se le prendió fue el flan de Casero, que causó sensación entre los votantes de Cambiemos, que entienden que las cosas están mal por la herencia recibida. Pero Macri le agregó la difusión de los cuadernos de la corrupción K en la obra pública, que causa incertidumbre en la economía. Con respecto a los cuadernos, el presidente sigue el consejo de Carrió y se autoconvenció de que es un cruzado contra la corrupción, olvidándose de su antecedentes con la justicia penal desde los 90 hasta que asumió como presidente que fue desprocesado, pero obviamente este papel de cruzado anti mafia se lo cree su núcleo duro, porque la opinión pública politizada sabe que Macri es un eslabón más de la club de la obra pública y su cartelización. No contento con su papel de «cruzado», ahora dice que los cuadernos agravaron la recesión. Al aparecer el emeae de junio, que dio -6,7% cuando ni siquiera se hablaba de los cuadernos de Centeno que se desencadenaron recién en los primeros días de agosto, por lo cual junio y julio tienen mucho que ver con el daño autoinflingido del 28 D que con los cuadernos K, y es más este agosto se espera una inflación del 4%, la más alta del año, que preanuncia una anual entre 35 y 40%, por lo cual deberá pedir un waiver al FMI y alejar los temores que Wall Street tiene sobre un eventual default argentino, porque los mercados piensan que el gobierno no tiene un plan económico sino solamente un flan.

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