Por Carlos Tórtora.-

Dos indicadores políticos se activaron inmediatamente después de la asunción de Silvina Batakis. El primero es que varios operadores de Cristina Kirchner dejaron trascender que ésta no se bajará de sus críticas al gobierno y que seguirá marcando sus diferencias con la gestión de Alberto Fernández, por más que la nueva ministra de Economía sea una kirchnerista confesa. La segunda señal que es para prestarle atención es que comenzó a instalarse en ciertos círculos la hipótesis de una renuncia del presidente. La pregunta inevitable es entonces si CFK está apostando ahora a la caída de Alberto. La lógica más elemental indicaría que ella no vería conveniente en lo más mínimo hacerse cargo del Ejecutivo cuando las perspectivas de que la nueva política económica tenga éxito son ínfimas. Todo indica que Cristina debería evitar el derrumbe final del presidente mientras continúa imponiéndole cambios en el gabinete y dejándolo mal parado en cuanta ocasión puede. En este punto empieza a jugar la idea de que ella sea candidata a presidenta el año que viene. De ser así, podría seguir cuestionando al gobierno para hacer proselitismo, edificando su candidatura al costo del deterioro irreversible de la figura presidencial. Sobre las ruinas de Alberto se levantaría entonces una candidatura presidencial competitiva.

Operaciones

Esta estrategia, de confirmarse, sólo podría fracasar en el caso de que Alberto se rebele contra su vice o bien que opte por renunciar. De algún modo, él podría estar empezando a amenazar a Cristina con salirse del gobierno al estilo Guzmán si el kirchnerismo sigue bloqueándolo permanentemente. Es sugestivo que un hombre del riñón del albertismo, el Subsecretario de Relaciones Parlamentarias y segundo jefe del Movimiento Evita, Fernando Chino Navarro, haya sido el encargado de poner sobre el tapete el tema de la renuncia del presidente, desmintiéndola por supuesto pero a la vez instalando el tema.

Tampoco parece casual que desde la Casa Rosada hayan dado detalles de la discusión subida de tono entre Alberto y Sergio Massa y que éste le diera un sopapo a Gustavo Beliz.

Tampoco parece casual el empeño del kirchnerismo en que Daniel Scioli aparezca como el padrino de Batakis, lo que quiere decir que cargaría con el peso de su eventual fracaso.

Volviendo a la cuestión de la renuncia, los rumores sobre la misma también influirían sobre la oposición, que se vería obligada a hacer gestos para aportarle gobernabilidad al presidente. Sea como fuere la hipótesis de un presidente débil y jaqueado al borde de la renuncia, comenzó a encontrar su lugar en agenda política.

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