Por Guillermo Cherashny.-

Pese a la rectificación del presidente, que se solidarizó con Arabela Carreras, la gobernadora de Río Negro, por la violencia de los autopercibidos mapuches, el asunto le sigue pegando fuerte al gobierno en Río Negro, Neuquén y también en Chubut, para las elecciones generales del 14 de noviembre.

En efecto, en Río Negro y Neuquén el Frente de Todos saldrá tercero, pese a que en 2109 ganó ambas provincias con gran facilidad. En Chubut, donde se eligen senadores, no puede revertir la derrota, porque el oficialismo va dividido. Federico Massoni, el ministro de seguridad y candidato es un duro frente a los piromaníacos; en cambio, el intendente Linares -el otro candidato- no criticó nunca la violencia y, si se bajara Massoni, no le transferirá los votos al candidato del gobierno.

Lo mismo pasa a nivel nacional, ya que Sergio Berni condenó duramente la inacción del gobierno y la actitud de Rafael Bielsa, el embajador argentino en Chile, quien declaró que no pidió la libertad condicional de Jones Huala, aunque dijo que una parte de su condena la debe cumplir en Argentina, a sabiendas que en nuestro país sería liberado inmediatamente. Bielsa intentó aclarar pero en realidad lo único que logró es enterrarse aún más, ya que sus explicaciones no conforman a la opinión mayoritaria que condena a los violentos.

Solamente el matutino Página 12, Estela de Carlotto y el senador Parrilli se pronunciaron a favor de los pseudo mapuches que alegan falsamente sus derechos sobre esos territorios utilizando el incendio como método. El gobierno nacional tardíamente condenó a los violentos pero no quiere desalojarlos, por miedo a que se produzca una muerte. El mismo motivo por el cual todos los días la ciudad de Buenos Aires está sitiada por los piquetes del Polo Obrero y otras organizaciones de izquierda. La opinión de los porteños o los que viven en el conurbano parece no importarle a un gobierno que renunció al monopolio de la fuerza por parte del estado.

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