Por Carlos Tórtora.-

El kirchnerismo se replegó obligadamente luego de mostrar su debilidad en las votaciones en ambas cámaras del acuerdo con el FMI. Pero en medio de esta retirada, los seguidores de Cristina Kirchner encontraron al menos una herramienta para extorsionar al presidente. El argumento es simple: en caso de ruptura definitiva, es obvio que el kirchnerismo no apoyaría la reelección de Alberto. En otras palabras, que el presidente debería elegir entre tomar realmente el poder ahora y soportar las consecuencias o negociar una tregua con Cristina y mantener vivas sus expectativas de un segundo mandato. No hay quienes duden de que el Frente de Todos no puede ganar una elección presidencial si no se presenta unido. Esta convicción haría que Alberto, más allá de algunas cuestiones puntuales, vuelva a mostrarse cauteloso en sus movimientos, tratando de evitar una explosión de la interna.

Claro que la amenaza de la ruptura y de llevar al gobierno a una derrota el año que viene tampoco es tan simple. El peronismo, en su amplio arco, no le perdonaría a Cristina el haberlo llevado a la derrota. De ahí que los albertistas desconfían de que sus rivales vayan a cumplir con sus amenazas.

Alternativas

Con esta trama de por medio, no hay que descartar una nueva tregua entre las dos figuras cumbres de la política nacional. Sin embargo, una tregua en este contexto sería apenas un alto el fuego, ya que el cristinismo necesita marcar que está en otro proyecto y Alberto tiene que mostrar que no se subordina más a la vicepresidenta. Ahora bien, si la economía se termina de desbarrancar, Cristina reencontraría un capital político propio y podría recomponer sus mermadas filas, mientras que el presidente se encontraría en un callejón sin salida.

Share