Por Guillermo Cherashny.-

Hay un dato indiscutible y es que el gobierno está manejando en forma muy buena la cuestión sanitaria con sólo 4000 casos desde que empezó el coronavirus en el país. Pero una parte del 41% que votó a Macri en las elecciones es un núcleo duro que es muy antiperonista y antikirchnerista y ninguna medida que tome el gobierno lo va a conformar. En efecto, este sector que se manifiesta en las redes sociales -especialmente en Twitter- no para de criticar al gobierno de Alberto Fernández. Es cierto que el gobierno da muchos motivos para el descontento. En primer lugar, la crisis económica por la cuarentena, que impide a muchos sectores de todas las clases sociales trabajar y, por ende, producir dinero para pagar sus cuentas. Y esta causa objetiva les da la razón a los críticos. Por otro lado, actitudes de sectores vinculados al kirchnerismo de fomentar la libertad de presos comunes alertan con razón a la población, a las víctimas de esos delincuentes y a futuras víctimas de estos presos. También las acciones de Pietragalla, el Secretario de Derechos Humanos, de pedir la libertad domiciliaria de corruptos repudiados por la sociedad también genera indignación y no hay cuestión humanitaria que lo justifique.

En tanto, el periodismo de los grandes medios de comunicación, junto a un sector de Juntos por el Cambio liderados por Macri, Patricia Bullrich y Mario Negri, quiere demostrar que el presidente, al gobernar por DNU, está instalando una dictadura y que, por la crisis económica, estamos a punto de transformarnos en Venezuela y Cuba. Pero ya explicamos en notas anteriores que esta situación es imposible, ya que este gobierno no tiene fuerzas armadas o de seguridad adictas para imponer un régimen dictatorial y tampoco tiene las carencias de alimentos e industria como Venezuela y Cuba, por lo cual la comparación no cabe de ninguna manera. Entonces la oposición parlamentaria, encabezada por Mario Negri, lanzó la campaña «travesía por la democracia», queriendo instalar que el congreso está cerrado cuando está abierto y concurren diputados de distintos sectores pero sólo sesiona con reuniones virtuales con explicación de los ministros del gabinete. Pero ese sector que viene a la capital y con barbijos quiere montar una épica demostrando que el oficialismo no quiere, cuando en realidad está por convocar a sesiones virtuales, a lo cual este sector propone sesiones presenciales quitándole validez a una sesión por internet. Pero como la Corte Suprema ya autorizó el cambio del reglamento para hacerlo de esa forma, en la reunión con los bloques de la oposición se comenzará a sesionar.

El sector duro de la oposición alega que no hacía falta un fallo de la Corte por una declaración de certeza sino que el parlamento lo podía hacer sin recurrir a la Corte, pero se oponen a la sesión virtual y quieren una presencial. En realidad, están armando un show para su electorado crítico a los K y para satisfacer al periodismo militante de la oposición que, al no recibir pautas publicitarias del gobierno, critica sin piedad. Ese electorado que defiende al macrismo criticaba al periodismo que criticaba a Macri y lo denominaba como «llorapautas» y ahora elogia y festeja al periodismo «llorapautas».

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