Por Carlos Tórtora.-

El histórico operador radical Enrique “Coti” Nosiglia y el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, sellaron días atrás un acuerdo para una lista conjunta de cara a las internas del partido centenario en la Ciudad de Buenos Aires. Según la carta orgánica de la UCR, habiendo acuerdo de unidad no se celebra la elección, así que este domingo los afiliados radicales sólo elegirán convencionales porteños en cinco comunas, que son: la Primera (Barrio Norte, Centro, Monserat), la Cuarta (Boca, Barracas, Parque Patricios), la Novena (Liniers) la Catorce (Palermo), donde ayer se afilió Martín Lousteau, y la Trece (Belgrano). De las figuras partidarias, en las comunas aparecen como candidatos Emiliano Yacobitti en la Primera y Carlos Macchi en la Once (Devoto). Yacobitti, junto con Rafael Pascual y Hernán Rossi, entre otros, acompañan a Nosiglia en el desarrollo de la nueva estrategia radical y se calculan que, sobre 135 convencionales porteños, terminarán quedándose con unos 90, en tanto que Angelici y Facundo Suárez Lastra se repartirían el resto.

Tiempo de cambiar

Pero el plato fuerte para la UCR (y para Cambiemos) se servirá el 15, con la elección, por parte de los delegados, del nuevo presidente del Comité Nacional, que reemplazará al actual José Corral. Esta elección puede llegar a influir seriamente en la interna de Cambiemos. No por nada Elisa Carrió repudió oficialmente en nombre de la Coalición Cívica el acuerdo Nosiglia-Angelici. Su enemistad con ambos y las acusaciones de mafiosos que les prodiga son por todos conocidas. Pero hay más que esto en este conflicto que va in crescendo.

A partir del 2015, coincidiendo con el triunfo de Macri, tanto Ernesto Sanz como toda la primera línea de la UCR adoptaron un discurso de tono marcadamente moderado que prácticamente no le puso casi palos en la rueda al gobierno nacional PRO. Carrió, en cambio, aprovechó inmediatamente que la UCR dejaba vacante el lugar de la disidencia y se plantó en el rol de “la fiscal”, pasando a ser la única figura del oficialismo que ejerce sistemáticamente la crítica a la Casa Rosada.

El malestar en las filas radicales por el silencio del centenario partido al no plantear sus diferencias es una tendencia en ascenso. Un mes atrás, el histórico Luis “Changui” Cáceres convocó en Setubal (Santa Fe) a una reunión partidaria para marcar que el radicalismo siempre hizo oír su opinión.

Ahora y de cara a un año que tendrá profundas tensiones económico sociales, el sector de Nosiglia estaría impulsando, junto con una parte importante del bloque de senadores nacionales, que asuma la presidencia del Comité Nacional una figura de alto vuelo mediático que le devuelva a la UCR la presencia perdida. El elegido sería el gobernador jujeño Gerardo Morales, que antes, desde el Senado, hiciera sentir su peso como el primer comunicador de su partido. Morales no habría respondido todavía y obviamente sería consciente de lo dificultoso que es ser aliado del PRO y en particular de Macri, que no acepta ideas como gobierno de coalición.

Si la elección de Morales se confirma, la que podría perder espacio sería desde ya Carrió. Una cosa es la gravitación de su figura casi estrictamente solitaria y otra sería que la UCR institucionalmente le plantee algunas diferencias al gobierno. Los tiempos que se avecinan no son calmos. Por ejemplo, la secuela de la tragedia del ARA San Juan en el campo judicial afectará las gestiones en la cartera de Defensa de dos radicales, el diputado riojano Julio Martínez y más recientemente Oscar Aguad.

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