Por Guillermo Cherashny.-

Después del acuerdo del peronismo unido el viernes pasado en Diputados, que le costó la silla a Mario Negri en el Consejo de la Magistratura, los radicales, después del fin de semana largo, salieron en pie de guerra lanzando un furibundo comunicado acusando al PRO de impericia y otras yerbas al no defender el lugar de Mario Negri.

Según nuestras fuentes, la UCR estaría sobreactuando esa pérdida y en realidad quiere asegurar candidatos propios en Córdoba y Santa Fe, algo que reclaman hace tiempo y que hoy por hoy el PRO se lo concedería, porque en ambos distritos Schiaretti y Perotti derrotan fácilmente a cualquier candidato de Cambiemos, por lo cual la UCR quiere discutir poder, para lo cual quiere proponer una PASO entre Macri y Martín Lousteau en la que el economista asista a debatir con el presidente, ya que se siente ampliamente ganador en ese escenario, y aumentar la posibilidad de ser el candidato de Cambiemos en 2019 o bien perder por poco.

En la Casa Rosada no quieren saber nada, porque dicen que un presidente que va por la reelección no puede someterse a una interna y menos abierta y que no es la misma situación que en el 2015, cuando Macri fue contra Sanz y Carrió. Además, Marcos Peña y Durán Barba saben que, aunque lo preparen a Mauricio Macri para ese debate, tiene todas las de perder ante Martín Lousteau, un destacado economista graduado en Londres, o sea, que jugó en la premier league y Macri en Boca Juniors. Y como la economía será el tema principal de la campaña presidencial del 2019, es obvio que el entorno del presidente quiere evitar de cualquier manera un debate de ese tipo.

Otra versión sostiene que la UCR quiere ahora la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación, cuyo presidente Emilio Monzó debe ser reelegido la semana próxima, aunque éste ya avisó que en el 2019 no se presenta y deja la política por un tiempo y, ante esa circunstancia, apurar ese retiro y elegir a Mario Negri la semana que viene. Pero la UCR tiene un gran respeto por Monzó y le echan la culpa por la impericia del viernes pasado, de la que responsabilizan a Marcos Peña y Rogelio Frigerio.

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