Por Carlos Tórtora.-

La expansión de la variante Delta por más de 80 países es el nuevo eje de la pandemia y de la política sanitaria. Algunos expertos pronostican que esta variante tendrá circulación comunitaria en la Argentina durante la segunda quincena de julio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la variante Delta tiene el potencial de ser más letal que otras, ya que es más veloz en la transmisión y expone a un riesgo mayor a las personas vulnerables. En ese sentido, el director de emergencias, Michael Ryan, lamentó el «fallo moral catastrófico» que representa no haber vacunado a la población de riesgo en todos los países.

«Esta variante Delta es más rápida, más capaz, atacará a los más vulnerables de forma más eficaz que las anteriores y si hay gente vulnerable sin vacunar, está en mayor riesgo», informó el sitio Noticias ONU.

Allí, el organismo aclaró que aunque «todas estas variantes son letales», la Delta «tiene más potencial porque es más eficiente en la transmisión”.

En este punto es donde la Argentina está mal parada por lo siguiente: Según los análisis, con la Delta la primera dosis ya no inmunizaría un 70% sino que bajaría drásticamente al 30%. Por ello se está viendo un aumento de casos en personas sin vacunar o con una sola dosis.

En cambio, la pauta completa de la vacuna contra el coronavirus sí está pudiendo lidiar la variante Delta, ya que el porcentaje de protección solamente baja de forma muy ligera. En el país se vacunaron hasta ayer 14.619.754 con una dosis pero muy pocos con dos dosis: 3711585. El riesgo es obvio, que la variante Delta llegue a la circulación comunitaria con la gran masa de la población sin una segunda dosis.

Recalculando

Así las cosas, al margen de la evidente complicación sanitaria, la irrupción de la variante Delta con pocos vacunados con dos dosis, agravaría la posición del gobierno en la campaña electoral y alimentaria las críticas de Juntos por el Cambio. Esto sería más pronunciado todavía si aumentase significativamente el número de fallecimientos. La perspectiva de tener que ir a las urnas en medio de una tercera ola obligaría al oficialismo a repensar sus planes. Siempre en esta hipótesis, también hay que considerar qué pasaría si para el 12 de septiembre las PASO tienen lugar en medio de un pico de la variante Delta. Es probable que una situación grave induzca a muchos votantes a abstenerse de concurrir a los lugares de votación, donde habría grandes aglomeraciones. En caso de crecer el ausentismo, el gobierno podría beneficiarse por una sola razón. El ausentismo se daría en los sectores independientes -los más críticos del gobierno-, en tanto el oficialismo mantendría su caudal de voto cautivo o movido por los grandes aparatos partidarios.

Share