Por Carlos Tórtora.-

Horacio Rodríguez Larreta está poniendo en marcha una batería de artilugios que se suman a su ingeniería electoral. En Capital se prepara para mantener a Fernán Quirós como candidato a jefe de gobierno. Éste dividirá los votos del Pro con Jorge Macri facilitando así el triunfo de Martín Lousteau. Esto es lo que le interesa al jefe de gobierno porque, si el economista radical gana las PASO de Juntos, el voto radical acompañaría masivamente a Larreta en la primera vuelta.

En Buenos Aires, la estratagema es de otro tipo. Con la incorporación de Avanza la Libertad a JxC, José Luis Espert sería el encargado en las PASO de restarle votos a Patricia Bullrich, favoreciendo el triunfo del larretismo. El precio a pagar por esto es obvio: JxC termina convirtiéndose en un mosaico de ideologías que van desde los socialdemócratas hasta los liberales, lo que trasunta falta de seriedad.

El poder de la caja

Pero sin duda que el otro baluarte del larretismo es el control de la caja política. Según trascendió, Bullrich se encuentra ahogada financieramente y no tendría cómo hacer frente a los ilimitados recursos de la Ciudad. En el cuartel de Larreta esperan que su adversaria colapse, por ejemplo, por falta de fondos para pagar los 36 000 fiscales que hacen falta en la provincia de Buenos Aires. La situación es compleja, porque Larreta necesita ganar pero por una buena diferencia. Un resultado parejo lo dejaría debilitado y como el triunfador que sólo lo fue por el poder de su cargo.

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