Por Guillermo Cherashny.-

Dirigentes de la oposición -la gran mayoría que con justa razón- no soportan este gobierno, por su autoritarismo y la corrupción reinantes. Pero suelen cometen a menudo el error de subestimar los discursos de la presidente y contentarse en subrayar sus errores -o a veces horrores-, como el de anteayer, cuando habló del fraude patriótico de 1890, cuando en realidad tal cosa ocurrió en la llamada década infame después del golpe de 1930 contra Hipólito Yrigoyen y era practicado sobre todo por el conservadorismo de la provincia de Buenos Aires. Allí se le atribuye la mayor expresión del fraude al caudillo Alberto Barceló, de la localidad de Avellaneda, quien reportaba al líder de esa fuerza, Manuel Fresco.

Por qué el 40%

Lo cierto es que las cadenas nacionales de Cristina y su oratoria contra las corporaciones y el mundo occidental refuerzan el aislamiento internacional del país. Pero a la vez tienen el efecto de fidelizar el voto de la clase media baja y baja, que es la gran mayoría de la población, a la cual no le importa ni la corrupción ni el autoritarismo sino mantener sus empleos y los planes sociales y tal vez que le compren el voto en las elecciones. De ahí que subestimar a CFK diciendo que cuando habla todo el mundo se pasa al cable y que su discurso es piantavotos es un grave error, ya que en la clase media alta tiene esas reacciones pero no los de más abajo. Esto explica en parte que este gobierno, después de doce años de autoritarismo y corrupción, obtenga un porcentaje cercano al 40% de los votos.

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