Por Carlos Tórtora.-

La eclosión de la crisis cambiaria, el tarifazo y la espiral inflacionaria inevitablemente van a reconfigurar el escenario político aun cuando se cumplan los pronósticos más moderados y el gobierno conserve una fuerte capacidad de recuperación.

Varias de las encuestadoras más prestigiosas coincidían este viernes en que Mauricio Macri se enfrenta a una nueva baja de su imagen positiva que podría alcanzar los 4 puntos situándolo entre el 35 y el 36 por ciento de aprobación a su gestión. Lo suficiente como para que esta debilidad empiece a ser un dato importante para los mercados y la dirigencia política. María Eugenia Vidal, la segunda figura del PRO, no experimentaría ninguna baja apreciable y la conclusión es obvia: aumenta la distancia entre la imagen positiva de la gobernadora y del presidente. O sea, habrá mayor Vidal-dependencia en las próximas semanas.

Una segunda consecuencia política consiste en que se dan condiciones sociales más propicias para que aparezcan en la escena los precandidatos a presidente peronistas que están especulando con los tiempos, como Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa. En el caso de Cristina Kirchner, los encuestadores coinciden en general en que su actual parquedad la beneficia porque reduce la irritación que produce su figura y pone distancia con los fracasos de su gestión.

En tercer lugar, reaparece Hugo Moyano, mencionado en las nuevas versiones. El líder camionero, que sufre un jaqueo judicial permanente, estaría estudiando convocar a un segundo 21 F, o sea, una movilización del sindicalismo opositor incluidas las dos CTA.

Todo se revisa

También hay que contemplar que a un gobierno que no logra sortear por ahora una tormenta económica que promete nuevos capítulos, le resultaría cada vez más difícil controlar a la oposición. Por ejemplo, es ahora una incógnita el destino del pliego de la postulante a Procuradora General Inés Weimberg de Roca, que con el apoyo de Macri debe pasar por la aprobación de los dos tercios de los senadores. La llave de esta mayoría la tiene Miguel Ángel Pichetto, al que hoy no le sería fácil negociar el tema con la Casa Rosada, en medio de la ofensiva por las tarifas de los bloques peronistas de diputados y del malestar social general.

También hay que mencionar que la reducción del gasto público anunciada, entre otros aspectos en la obra pública, va a generar el malestar de los gobernadores, que vienen haciendo buena letra con el gobierno a la espera de que se concreten los proyectos.

Volviendo a la figura presidencial, Macri tiene plazos bastante cortos para enderezar el rumbo de la economía. Es que en diciembre se realizará en Buenos Aires la cumbre del G 20, cuya presidencia ejerce. Una inflación descontrolada junto con un BCRA con sus reservas achicadas y la inflación superior a la del año anterior, compondrían un cuadro de descrédito para un jefe de estado a cargo de conducir el G 20. Esto es, su alto cargo se convertiría para Macri en un peligroso bumerang si la cumbre termina siendo un amplificador del fracaso de la economía macrista.

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