Por Sebastián Dumont.-

El peronismo fuera del poder parece en campaña permanente. Está en ebullición. Aunque habría que determinar bien a quién referirse cuando se habla de justicialismo. Un grupo de intendentes y dirigentes bonaerenses se reunieron en Santa Teresita porque quieren conducir el partido. Por otra parte, de a poco, Cristina recibe a jóvenes camporistas y no de otras agrupaciones, a los cuales les deja claro que está atenta a todos las acciones políticas. Ella y Máximo Kirchner se muestran apáticos con el PJ, pero en la provincia mandaron a afiliar a todos. Reniega del instrumento pero no lo quiere perder. Y por otro lado está Sergio Massa, quien tiene una influencia muy grande cuando se habla de la provincia de Buenos Aires. En medio de todo esto, se mezclan acciones políticas y excentricidades.

CFK en el sur, su lugar en el mundo, recibe sólo la visita de dirigentes muy ligados a La Cámpora o agrupaciones que sean consideradas de paladar negro con el kirchnerismo. Sólo a ellos y al grupo de Axel Kicillof, que tampoco son tantos. No hay más que eso. De manera esporádica se deja fotografiar, como hizo cuando se reunió con Mauro y Bruno Baschetti, integrantes del peronismo militante e hijos de Roberto Baschetti, de entre cuyas múltiples obras literarias ligadas al peronismo se destaca la recopilación de los documentos elaborados por las organizaciones como montoneros y otras en la década del ‘70. Un valioso aporte para entender aquellos tiempos.

Lejos de querer encerrarse en un peronismo clásicamente territorial, la ex presidente parece dispuesta a seguir con la lógica que dominó durante su último mandato. Darle empoderamiento a La Cámpora y sus organizaciones satélites. Esto es, a priori, alejarse de las estructuras que sostienen muchos intendentes. Parece ser un juego que les sirve a todos. A estos últimos, porque les siguen dando herramientas para enterrar el sello del Frente para la Victoria.

No es casual que, cuando a Máximo Kirchner le preguntaron por el PJ, él dijera que no es un tema que lo desvela. Aunque tampoco lo van a rifar porque sí. La campaña de afiliación que lanzaron es un tanto rara. Las fichas que se llenan luego son administradas todavía de manera muy extraña. Es más, muchos intendentes son titulares del PJ en sus comunas y no tienen peso sobre eso.

Además, Cristina deberá administrar otras excentricidades que se observan en los jóvenes camporistas que ahora, además, tienen algo de dinero, y quizá menos poder. La noticia del noviazgo de José Ottavis con la extravagante Victoria Xipolitakis no cayó demasiado bien. Habrá que ver la reacción si se confirma que el «intendente pollo» de Ottavis, Walter Festa, nuevo alcalde de Moreno, habría iniciado un romance con la otra hermana de la griega: Stefania.

Como se ve, el peronismo está en ebullición y se plantean varios escenarios. Todos juegan la suya. Mientras tanto, CFK avisa desde el sur que en marzo las cosas a Macri se le empezarán a complicar. ¿Será una autoproyección?

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