Por Carlos Tórtora.-

Gobierno y oposición despiden el año con más incógnitas que certidumbres, haciendo que el horizonte electoral se presente sumamente incierto.

Desdoblamiento: María Eugenia Vidal se ocupó de dejar instalado que el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses no sólo es posible legalmente sino que el gobierno lo analiza seriamente. De este modo, el macrismo tiene una carta decisiva para jugar a último momento. Si el clima político y las encuestas marcan un predominio peronista, el adelantamiento sería el último recurso para pasar a la ofensiva a través de un triunfo de Vidal. Además, el suspenso sobre este tema tendrá en vilo a los intendentes peronistas del conurbano. Éstos, si hay desdoblamiento, deben pensar en un candidato a gobernador de primerísima línea, porque no tendrán boleta presidencial. En cambio, si no se desdobla, la fuerza de Cristina Kirchner arrastraría la boleta del candidato a gobernador.

La candidatura de CFK: Esta opción entre dar un paso al costado o ir por la Casa Rosada, ella la está manejando con habilidad. Por ejemplo, se cuida mucho de desmentir las versiones sobre su posible renunciamiento. En su nuevo estilo parco en declaraciones, la sensación de que puede no ser candidata hace que los sectores no K del peronismo se entusiasmen con la idea de una negociación para que ella sea en definitiva la gran electora y haya algo así como un gran paraguas de unidad. Sin embargo, hay que recordar que tanto Cristina como su difunto marido se hicieron en la escuela del más rudo realismo político. El cristinismo sabe que, si hay un presidente peronista que no sea de su riñón, sus días estarán contados y que lo único que les da vigencia es que aún tienen expectativas de poder. El renunciamiento no deja sin embargo de ser un plan B para el caso de que las condiciones electorales le sean netamente desfavorables. Por ejemplo, por un repunte significativo en la intención de voto de Macri.

La primaria del Peronismo Federal: La gran expectativa generada por el espacio común creado por Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto se atenuó bastante en las últimas semanas. Básicamente se advirtió que la nueva alianza no hacía grandes progresos políticos y todo se puede resumir en un solo tema: el compromiso de las cuatro figuras de participar de una misma primaria, o sea de conformar una sola alianza. Este pacto tarda en llegar y algunos aseguran que es cada día más difícil. Es que ni Massa ni Urtubey quieren exponerse al riesgo de perder una primaria. Yendo a la primera vuelta sin disputar las PASO con nadie, ambos se aseguran que, aunque no ganen las elecciones, colectarán un número interesante de legisladores provinciales y nacionales, además de intendentes, lo que le daría supervivencia a sus estructuras. Si el Peronismo Federal terminara implosionando por falta de un acuerdo electoral, obviamente crecería más Cristina y la polarización entre ella y Macri se acentuaría. Por lo contrario, en caso de llegarse a una primaria con dos candidatos, habría una tendencia a la despolarización de la elección.

La crisis radical en Cambiemos: La UCR amenaza periódicamente con retirarle el apoyo al gobierno pero su objetivo no es otro que aumentar su participación en el mismo. La ubicación de Alfredo Cornejo como compañero de fórmula de Macri cubría estas expectativas pero hoy no se ve muy probable. El otro aspecto es si el macrismo aceptará un acuerdo para una primaria contra el candidato presidencial de la UCR, que sería Martín Lousteau. Sin duda que esto le daría más votos al oficialismo pero en el entorno de Macri hay una férrea oposición que parte de afirmar que “un presidente que a por su reelección no disputa una interna”.

La aparición de candidatos alternativos: contra la polarización y con un repertorio que los encuadra entre las opciones de derecha, están ya instalados al menos dos candidatos que salen del esquema partidario tradicional: Alfredo Olmedo y José Luis Espert. Con distintos matices, ambos buscan a los desilusionados con Macri. El primero tiene un perfil más conservador y se apoya en el evangelismo y los valores tradicionales, mientras que el segundo es una actualización del ideario liberal encarnado en jóvenes millennials. En los próximos 90 días quedará en claro qué alcances pueden tener Olmedo y Espert en las encuestas pero todo lo que resulte de sumar más de 5 puntos será meritorio en medio de la actual polarización.

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