Por Rodolfo Patricio Florido.-

Puede sonar apresurado, definitivamente no lo es. Independientemente de que en cada acto electoral es inevitable que todos y cada uno de los candidatos acomoden los números para crear una falsa percepción de victoria y para no decir que perdieron o que la tienen muy difícil. Pero la política real no se construye frente a los micrófonos sino en la soledad de las habitaciones o salas reservadas de hotel y en las presencias y ausencias. Y ahí, lo inexcusablemente cierto es que las expresiones opositoras al kirchnerismo, transitando desde el centro derecha, la centro izquierda y las izquierdas democráticas, sumaron el 62 de los votos. Y, Cristina y Máximo no aparecieron en toda la noche en ningún bunker.

Además, se rompieron otros mitos y se abren algunas dificultades no menores si el oficialismo kirchnerista, hoy representado en la fórmula Scioli-Zannini, quiere ser competitivo en una eventual segunda vuelta electoral.

En esas habitaciones de hotel o salas para reuniones privadas ubicadas en los búnkeres, Scioli tenía un problema no menor. Cuando el kirchnerismo lo eligió, sin quererlo, pero finalmente aceptando que él estaba dispuesto a todo con tal de tener la bendición presidencial, imaginaba que los votos sciolistas, sumados a 25% que se calculaba era kirchnerismo duro, los llevaría por encima del 40 con comodidad. No sucedió así, el kirchnerismo duro sacó el 25% y Scioli solo le aportó el 13%.

Puesto en otras palabras. Hoy, Scioli no puede ampliar su base electoral del 38 % sin confrontar con la base dura del kirchnerismo que le dio un 25%. Y, nadie confronta con la construcción política que le proveyó el mayor caudal electoral.

Por eso, en su discurso, Scioli le agradeció a Cristina y al fallecido Néstor Kirchner. En otras palabras, Scioli necesitaría mostrar más independencia para intentar ampliar su techo electoral obteniendo votos que hoy se depositaron en la oposición, pero si lo hace, corre el riesgo de ser abandonado por aquellos kirchneristas que nunca lo digirieron pero que cedieron por una cuestión de utilitarismo garantizándose toda la línea de sucesión de Scioli y armar la totalidad de las lista de diputados nacionales. Pero eso sí, Cristina no fue al acto de Scioli y Máximo tampoco. Podrán decir luego que nunca estuvo previsto pero es falso. Hasta habían preparado un lugar aislado y solitario para que la Presidente recibiera todos sus especialistas encargados siempre de peinarla y maquillarla antes de salir a cualquier acto. No querían parecer contentos en un avance de resultado electoral que implicaba la perdida de millones de votos y que de confirmarse en octubre les implicaría la perdida de entre 19 y 20 diputados nacionales. No hay que olvidarse que los que renuevan bancas son aquellos que ingresaron en el mejor momento electoral del kirchnerismo cuando Cristina sacó el 54% de los votos.

Luego, está el resultado en la Provincia de Buenos Aires. Independiente del resultado extraordinario que sacó María Eugenia Vidal con un 30/31%, sucede otra cosa. Si Domínguez (que se la pasó haciendo que le pregunten si él era el candidato del Papa Francisco y hasta hizo hacer correr rumores que en algunas iglesias los sacerdotes instaban a votar por él) hubiese ganado la interna del FPV, todos o casi todos los votos de Aníbal Fernández irían a él.

Pero el triunfador fue Aníbal Fernández, que seguirá fuertemente cuestionado por el triple crimen, la efedrina y el narcotráfico, es difícil que la totalidad de los votos que fueran a Domínguez (el supuesto candidato del Papa) tengan ganas de apoyar a un sospechado de ocupar un lugar central en la proliferación del narcotráfico y los asesinatos en Buenos Aires. Es muy probable que muchos de esos votos vayan hacia María Eugenia Vidal y Fernando Niembro (peronista de toda la vida que ocupará un importante lugar en la campaña de Vidal) o bien hacia Sola, peronista el también y que está haciendo una fortísima campaña en relación a instalar la duda sobre la complicidad de Fernández en el crimen organizado.

De hecho, aunque lo nieguen todos, tanto María Eugenia Vidal como Felipe Solá preferían que Aníbal fuera el triunfador de la interna del FPV porque hacer campaña contra él ofrece muchas más vertientes para atacar, con razón por cierto, al fracaso de todas las políticas contra el narcotráfico y la inseguridad cuando Fernández manejó todas las Fuerzas de Seguridad siendo Ministro del Interior y Jefe de Gabinete. Aníbal está en problemas porque las denuncias se pueden profundizar y podrían comenzar a correr rumores de imputación directa en estas causas. No hay que olvidarse que los intentos del Gobierno por domesticar la justicia a sopapos, está generando una resistencia judicial. O, incluso, haya quienes ante un escenario de un balotaje que hoy se muestra muy probable, quieran recuperar algo del mucho prestigio perdido en aras de hacer oficialismo judicial, tratando de lavar su pasado con alguna sobreactuación.

En resumen, el panorama está abierto de cara a octubre y todo parece indicar que así quedará hasta un balotaje que se anuncia como de imposible elusión. Massa no entrará al balotaje pero mostró que tiene un destino político inmenso mirando hacia adelante. Scioli está más cerca pero al mismo tiempo la tiene mucho más complicada. Sostener su elección es en sí un esfuerzo porque tiene un porcentaje de votos independientes que no están garantizados y tiene que buscar los votos de De La Sota que no son kirchneristas, no están fidelizados y difícilmente De La Sota se los entregue a un FPV que en su Provincia quedó tercero con solo 14% mientras que CAMBIEMOS quedó 2° con el 35% contra UNA que alcanzó el 38%. O sea, jugar contra las mayorías cordobesas lo puede llegar a sepultar en el infierno de ver como la provincia por él liderada se le escapa. Por su parte, Macri la tiene más difícil pero al mismo tiempo mucho menos complicada. Rema desde atrás pero tendrá a su favor que no serán pocos los argentinos que ya votaron opositores que se decanten solos hacia el principal competidor de un cristikirchnerismo en retirada. O sea, es tan probable que Daniel Scioli gane la primera vuelta en Octubre como probable es que Mauricio Macri le recorte significativamente la ventaja. De cualquier manera el ciclo cristikirchnerista terminó hasta en su propio bastión santacruceño donde la oposición sumó el 47% contra el 43% de Máximo Kirchner. Luego, caída la percepción de invulnerabilidad, el cansancio moral y la necesidad de otro tipo de oxigeno hará su trabajo.

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