Por Carlos Tórtora.-

En el nuevo calendario electoral nacional, las Paso se fijaron finalmente para el próximo 13 de agosto. A fines del año pasado el régimen de primarias abiertas y obligatorias estuvo a punto de caducar cuando el oficialismo intentó reunir número en el Congreso para legislar su derogación. La maniobra, fracasada, apuntaba a dejar a JxC sin su único modo consensuado de dirimir su interna, para sumirlo en una crisis. No fue la primera vez que se habló de terminar con las PASO. Desde que Néstor Kirchner las creara en el 2010, las primarias abiertas fueron criticadas sobre todo por una cuestión: los grandes partidos y alianzas no practicaban la competencia interna y terminaban presentando en las PASO lista única, haciendo inútiles entonces las mismas.

Todo cambia

Un caso arquetípico de rechazo a la competencia interna fue el PJ. Cristina Kirchner siempre rechazó la posibilidad de que hubiera más de una lista para cargos nacionales.

Todo este panorama cambió a partir del 2017, cuando Cambiemos empezó a presentar varias listas. Así hasta llegar a ahora, cuando las PASO entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich son el gran mecanismo de contención que evita una eventual fractura. También le permitirían a JxC mostrar una gran movilización de votos en agosto, aventajando al Frente de Todos si éste va con su tradicional lista única.

Pero en este punto también las PASO cambian. Alberto Fernández predica que debe haber más de un candidato a presidente y algunos como Daniel Scioli se animan a postularse. Obviamente, la competencia interna sólo sería posible si CFK no es candidata, porque si no, lo más probable es que el resto de los presidenciables renuncie. En síntesis, luego de estar agonizando, las PASO retoman plena vigencia.

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