Por Victoria Sauma.-

Las encuestas antes de la elección del domingo mostraban que el candidato del Frente para la Victoria y actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, estaba cerca de alcanzar el umbral necesario para obtener la victoria en primera vuelta: 40% de los votos y una diferencia de 10 puntos sobre Macri. Pero una vez conocidos los datos oficiales, Macri obtuvo el 34,4% de votos y Scioli contaba con apenas dos puntos porcentuales más.

Teniendo en cuenta este escenario político, analizamos los triunfos en los países regionales y si existió alguna vez en la historia política latinoamericana la victoria de un tercer puesto o, en defecto, escenarios de ballotage.

En la Argentina, la segunda vuelta a nivel nacional fue introducida por la reforma constitucional de 1994, aunque nunca fue utilizada. La ley dice que en las elecciones a Presidente basta con obtener un 45% o superar el umbral del 40% de los votos válidos junto con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo competidor.

A diferencia del sistema electoral empleado en nuestro país, en los países cercanos obtener más del 40% de los votos parece ser, a priori, menos decisivo. Esto se debe a que ese porcentaje no es el umbral legal para evitar el ballotage. Según un estudio publicado por el Programa de Estudios para América Latina de la UCA, los candidatos más votados de primera vuelta con un apoyo superior al 40% ratifican su triunfo en el ballotage en un 70,3% de los casos, frente a un 62,3% de quienes obtienen un apoyo inferior al 40%. Es por ello que, cuanto mayor sea la ventaja del candidato más votado en primera vuelta, mayor es la transferencia de votos de quienes quedaron excluidos del ballotage que necesita el segundo candidato más votado.

En Brasil, durante las elecciones presidenciales de 2002, Lula da Silva se presentó por cuarta vez como candidato del PT, pero su campaña puso énfasis en el «cambio sin ruptura». Este acercamiento pragmático resultó exitoso: en la primera vuelta, Lula superó a su más cercano adversario, José Serra del PSDB, por un margen de dos a uno, aunque no alcanzó la mayoría absoluta. Sin embargo, en la segunda vuelta, Lula da Silva ganó la presidencia por el margen de votos más grande que se haya registrado en la historia de Brasil, aun habiendo competido junto con las tres fuerzas nacionales.

Hubo un solo caso de reversión del resultado de primera vuelta, en la elección presidencial uruguaya en 1999. En aquel momento, Tabaré Vázquez triunfó en primera vuelta con el 40,1% de los votos, sacándole 7,3% de ventaja a Jorge Battle, frente a quien perdió en el ballotage. También en Uruguay, durante las elecciones de 2009, se dio otro panorama electoral. José Mujica, con el Frente Amplio, fue el gran ganador con el 47.96% de los votos. Sin embargo, no pudo evadir la segunda vuelta. El apoyo del Partido Colorado con Bordaberry al mando, no le alcanzó a la segunda fuerza -Luis Alberto Lacalle- para llegar al triunfo, debido a que el Frente sacó ventaja sobre indecisos e independientes. El voto en blanco representó el 2.74% de los votos.

Distinto fue el escenario político que le tocó disputar a Michelle Bachelet durante las últimas elecciones presidenciales, que fueron históricas en Chile, ya que fueron disputadas por nada más y nada menos que nueve candidatos, cifra inédita en la historia electoral del país. En la primera vuelta, Bachelet -de la Nueva Mayoría- obtuvo el 46,70% de los votos válidamente emitidos y se enfrentó en segunda vuelta a la candidata de la Alianza, Evelyn Matthei. Sin embargo, estuvo a pocos votos de la tercera fuerza, Orrego Larraín, al que le ganó por sólo 89.000 votos. En el ballotage entre ambos, Bachelet alcanzó el 62,16%, mientras Matthei logró el 37,83%, con una participación del 41,98% de los electores. Se estimó que pocos fueron los votos transferidos a Matthei debido a la poca participación electoral.

Otra polémica e inédita elección fue la de Venezuela en 2013, donde los resultados fueron muy justos. El candidato socialista, Nicolás Maduro Moros, con el GPP obtuvo la victoria en los comicios presidenciales con el 50,66% de los votos. Por su parte, el demócrata Henrique Capriles obtuvo el 49,07% de los votos. Fue una votación muy peleada, en la cual la tercera fuerza no tuvo mayor participación y, al igual que en nuestro país, con ese resultado no fue posible llegar a la segunda vuelta.

La historia política sudamericana demuestra que cuanto mayor sea la ventaja del candidato más votado en primera vuelta, mayor es la transferencia de votos de quienes quedaron excluidos del ballotage que necesita el segundo candidato más votado. Del mismo modo, quienes superan el 40% de los votos están más cerca de alcanzar la mayoría absoluta en segunda vuelta.

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