Por Carlos Tórtora.-

A medida que avanza esta atípica campaña electoral, las encuestas señalan que las terceras fuerzas pierden votos, comprimidas por la polarización. Es así que las estimaciones le dan apenas unos 6 puntos a Roberto Lavagna y menos de 2 a Nicolás del Caño, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert. Es que luego del resultado de las PASO, que en realidad funcionaron como una primera vuelta, las expectativas sobre las elecciones del 27 de octubre las aproximan mucho más a un ballotage que a una primera vuelta. Tal es así que las posibilidades de llegar a la segunda vuelta son escasísimas, ya que la batalla decisiva entre las dos fuerzas mayores es ahora en octubre. Esta alteración del sistema electoral hace de las PASO una primera vuelta y de la primera vuelta un ballotage y perjudica sobre todo a las terceras fuerzas. Éstas llegan a la instancia de que sean electos sus legisladores en un clima de segunda vuelta y perderían, para el 27 de octubre, alrededor del 50% de sus votantes, obteniendo así muchas menos bancas que si no hubiera habido PASO.

El caso Espert

Un ejemplo claro de cómo se está dando el proceso electoral es el pacto entre Horacio Rodríguez Larreta y José Luis Espert. Este último acordó apoyar a Juntos por el Cambio en la Capital (no tiene candidatos locales) en un pacto que parece de una instancia final.

Los resultados de esta distorsión del sistema electoral son por demás obvios: las fuerzas menores obtendrán menos legisladores de los que podrían haber alcanzado con el caudal obtenido en las PASO y las bancadas de la primera y la segunda minoría serán mayores a lo esperado. Un punto en contra para el pluralismo y la diversidad en el Congreso.

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