Por Carlos Tórtora.-

Alberto Fernández ya dio a entender que no habrá nombres y apellidos de su futuro gabinete antes de ser formalmente electo, o sea el 27 de octubre, según la casi totalidad de las encuestas. De este modo se evitaría la erosión de tener durante tres meses a sus futuros funcionarios sometidos al fuego cruzado de propios y extraños. Pero existirían además otras razones para proceder con cautela. El candidato K ya le ofreció reservadamente a Roberto Lavagna el Ministerio de Hacienda y la respuesta fue que la última palabra la daría aquél recién cuando deje de ser candidato. Por su peso específico, la presencia de Lavagna en el gabinete influiría en los ministros de otras áreas.

Alquimia

En los últimos días, Lavagna sonó como el centro de una alquimia que aludía a lo siguiente: como última y desesperada maniobra para evitar el retorno al poder del kirchnerismo, Macri renunciaría como candidato y crearía de este modo una polarización entre Alberto Fernández y el ex ministro de economía. La idea sería obviamente, que Lavagna termine siendo presidente con los votos de Juntos por el Cambio. Para muchos, una verdadera obra de ciencia ficción, esta hipótesis no obstante ello sigue circulando en el oficialismo.

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