Por Carlos Tórtora.-

Una de las mayores habilidades que se le reconoce en a Roberto Lavagna es su capacidad para generar apoyo fuera de las filas peronistas. Este talento lo llevó a ser candidato a presidente por la UCR en el 2007 y antes, en los 80, a desempeñarse como funcionario de Raúl Alfonsín. Claro está que este punto fuerte contrasta con el escaso ascendiente de Lavagna en las estructuras internas del PJ. En este terreno, parece depender de las agendas de Eduardo Duhalde y Luis Barrionuevo que son los encargados de instalar la candidatura en el peronismo.

Incipiente malestar

Recientemente, circuló la versión de que el compañero de fórmula de Lavagna podría ser Ricardo Alfonsín. La especie cayó mal en el justicialismo, donde se recuerdan las opiniones antiperonistas de aquél pero lo cierto es que la versión no fue adjudicada a Lavagna. Distinto es el caso de expresiones de deseos de éste en varias reuniones recientes en el sentido de que Miguel Lifschitz sería su compañero de fórmula.

Esta idea cayó particularmente mal en el peronismo santafesino, donde se conformó un frente de unidad para intentar ganarle justamente la gobernación a Lifschitz con la candidatura del senador nacional Omar Perotti.

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