Por Jorge D. Boimvaser.-

Hace casi medio siglo, un hombrecito oscuro, inútil hasta para ser policía en tiempos en que la Federal tenía licencia para matar, tocaba el timbre en Madrid supuestamente para venderle a Juan Domingo Perón libros esotéricos. Perón fue un iniciado por los masones jesuitas, los mismos que llevaron a Jorge Bergoglio a la cúpula de Roma. El General no fue engañado; por algo le abrió la puerta y cobijó a ese personaje nefasto. Ese “por algo” se lo llevó a la tumba, aunque nos dejó la herencia de la criminal “Triple A”.

“Lopecito” tuvo maestros que lo enviaron a Madrid; no fue por voluntad propia.

José Cresto e Isabel Zoila eran los “grandes maestros” de la logia Anael. Ellos fueron los reales gestores de la introducción de López Rega en la privacidad de “Puerta de Hierro”.

A mediados de los ‘90, el hijo de ese matrimonio, Juan José Cresto, le dijo a Carlos Menem que el motonauta Daniel Scioli estaba preparado para comenzar su carrera política.

Menem lo cobijó de puro cholulo; le puso al lado a un agente de la SIDE para reportarle todo lo que hacía, y lo largó al ruedo.

En el 2005, Scioli visitó el Museo Histórico Nacional, que dirigía “el hermano Cresto”, y públicamente reconoció que ese tipo misógino y troglodita a más no poder fue quien lo inició en la política.

A Néstor Kirchner le llamó la atención que Scioli fuera tan reverente de ese historiador y pidió conocer sus antecedentes.

Allí le saltó la térmica. En el Museo Histórico tenía abiertas muchas denuncias por maltrato a las mujeres, desplazamientos de cargos claves a áreas menores bajo la excusa de que el sexo femenino no es apto para ocupar puestos claves. Nunca negó Cresto su rechazo al sexo femenino (aun teniendo una hija), pero priorizaba el supuesto aporte a la historia que le hacían los hombres. Es de locos, pero la realidad está en los hechos denunciados.

Justo a Néstor, que le gustaban las mujeres casi como a Cacho Castaña, que siendo gobernador de Santa Cruz le pidió a Techint que a cambio de una licitación pública parquizara toda la zona de las llamadas “casitas” (sí, esos lugares distinguibles por la lamparita roja en la puerta), justo al “Lupo” le aparecía un personaje misógino.

Le mostró a Daniel Scioli quién manejaba el poder en la Argentina y lo echó a Cresto del Museo Histórico.

Claro, los sucesores eran parte de la misma logia y nunca resolvieron ni siquiera enigmas elementales, como ser los robos constantes de relojes y otras pertenencias de los padres de la patria.

¿Para qué precisan los maestres de estas logias el reloj de Belgrano, por ejemplo? Para ritualismos, supuestos traspasos de energía y semejantes barbaridades que para el común de las personas nos parecen excentricidades, para los integrantes de Anael son sagradas. ¿Lectura recomendada para conocer el poder de estas sociedades secretas? “Hitler ganó la guerra”, del economista Walter Graziano.

La Justicia Federal le perdonó la vida varias veces al “hermano Cresto” en el tema de los robos de objetos históricos. En sus oficinas de la calle Rodríguez Peña, el hombre de Anael había blindado un lavadero que está en las terrazas del edificio. ¿Quién pone un blindaje tipo cajas de seguridad en un lavadero, si no es para guardar piezas de incontable valor histórico?

La figura siniestra de Cresto suele verse por las noches en la confitería de Santa Fe y Gurruchaga. Despliega papeles sobre la mesa, hace anotaciones en una libreta de almacenero, y se retira tan sombrío como llegó.

Si el discípulo de sus padres puso a un López Rega en la intimidad de Perón e Isabel, el Cresto de hoy quiere tener su propio Presidente de la Nación Argentina.

A Scioli las balas le pican cerca pero no lo sacuden. A tal punto llega la influencia de Cresto en la intimidad del motonauta, que Karina Rabollini le “confiesa” sus temores a un poderoso empresario de la construcción con quien se ve muy a menudo.

Podríamos escribir mucho más, nombres y situaciones detrás de esta historia que va desde José López Rega hasta Daniel Scioli. Pero no queremos marear a los lectores, sólo mostrarles con ejemplos cómo y quiénes manejan los hilos del poder oculto en la Argentina.

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