Por Sebastián Dumont.-

La cumbre de intendentes del Frente para la Victoria en Lobos fue significativa. Estuvieron casi todos los que suscriben al peronismo. Desde los más cercanos a la ex presidente hasta los que buscan dejar atrás el sello K que los ha acompañado durante los últimos doce años y que no será fácil de olvidar. La foto de la unidad, para discutir el tema más importante de cara a un año electoral como el que viene, no puede pasar desapercibida por el gobierno provincial. Se trata de los recursos para sus municipios. En definitiva, el principal elemento para poder hacer política. La discusión de los alineamientos detrás de las candidaturas quedará para más adelante, aunque algún atisbo hay.

El encuentro pareció ser una respuesta a lo que es una verdad revelada: el acuerdo político entre Vidal y Massa sigue vigente en territorio bonaerense, más allá de los intentos de funcionarios nacionales de cortarlo o limitarlo. Allí, como en otros casos, la mandataria provincial mostró su coraje que, entre otras cosas, la pone al frente de las preferencias de los argentinos.

Punto final para los grupos de intendentes que habían surgido al calor de las diferencias internas dentro del peronismo bonaerense. Por un lado, el Esmeralda, el Fénix o el Establo. El cónclave de Lobos podría ser el puntapié inicial para complicar la estrategia del macrismo en sostener divisiones internas en la oposición.

Allí estuvieron desde los más acérrimos K como Mario Secco, intendente de Ensenada, quien hizo un encendido discurso defendiendo a la ex presidente; Jorge Ferraresi y Mussi, como otros más refractarios a la figura de la ex presidente, como Insaurralde o Katopodis. Igualmente, nadie descartó que CFK pueda ser candidata el año que viene, aunque muchos albergan la esperanza que sea por Santa Cruz y no complique la interna bonaerense. Es más, el razonamiento es al revés. “Si logramos la unidad, hasta no es necesario que Cristina se presente”, deslizaron por allí. Lo cierto es que la figura de la ex presidente está vigente y podría ser un ordenador. Para bien o para mal.

En el peronismo saben que su fragmentación no sólo es funcional al gobierno, sino a Massa, quien puede consolidar un espacio con Stolbizer y quedarse con el premio mayor. En cambio, sostienen que si logran establecer una unidad amplia, hasta el tigrense podría acceder a sumarse a ese espacio en un futuro no tan lejano. Especulaciones sobran.

La discusión por el presupuesto bonaerense fue uno de los temas presentes, pero no el preponderante. La cuestión política es lo que desvela a los actores y la carencia de un liderazgo claro en el peronismo lleva a los alcaldes a ponerse al frente de la construcción, aunque todo indica que terminarán detrás de una figura taquillera. Cristina, Randazzo, Julián Domínguez y Scioli son los nombres que más suenan. Una PASO podría ser la definición de esta contienda.

Mientras tanto, en Cambiemos se ilusionan con la figura de Vidal y su imagen que la distancian de manera excepcional del resto. Creen que será la gran electora el año que viene y que, si se llegara, por esas cuestiones de la política, a una polarización, lo ideal es que sea con CFK.

Share