Por Carlos Tórtora.-

Los jefes comunales armaron una mesa de trabajo que los agrupe a todos. (Telam)

Hasta el Club Independiente llegaron tanto referentes del Grupo Esmeralda, entre quienes estuvieron Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Juan Zabaleta (Hurlingham), como exponentes de su contraparte, el Grupo Fénix, representado por jefes comunales como Verónica Magario (La Matanza), Gustavo Menéndez (Merlo) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas).

También asistieron intendentes referenciados en el kirchnerismo como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), a quienes se sumaron alcaldes del interior como Ricardo Alessandro (Salto) y Hernán Ralinqueo (25 de Mayo), quienes forman parte del grupo El Establo.

La cumbre fue organizada por tres intendentes de distintos núcleos: Insaurralde, Magario y Ferraresi, quienes se encargaron de llamar al resto de sus pares parea garantizar una asistencia que fue casi perfecta.

El trasfondo del cónclave

Si bien no fue una postura unánime, la mayor parte de los presentes coincidieron en que el mayor rendimiento electoral para el año que viene se conseguiría con una primaria “inclusiva”, es decir en la que compitan las figuras que concentran la mayor cantidad de votos, al menos en las encuestas. Esto es, en síntesis, por un lado CFK y Daniel Scioli, encabezando las listas para senadores y diputados nacionales y, por el otro, Florencio Randazzo y Julián Domínguez. Esta idea genera múltiples interrogantes. Por ejemplo, Randazzo y Domínguez sabrían que tienen la primaria perdida y deberían aceptar como premio consuelo que se quedarán con una minoría de cargos. En segundo lugar, la entronización de Cristina nuevamente como opción oficial del PJ le pone un techo al crecimiento electoral peronista y es netamente funcional a los intereses del macrismo. Es difícil que ella y Scioli puedan captar un solo voto que no sea el de los peronistas menos críticos y cero voto entre los independientes. O sea que el PRO no perdería por este lado un solo voto. El que sí podría captar a los que censuran los 12 años K, sería Sergio Massa, pero debería confrontar directamente con el PJ oficial, lo cual debilitaría su costado peronista, ya golpeado por las fugas de Joaquín de la Torre y de Jesús Cariglino a las filas del vidalismo. En Lobos, un solo intendente, Gustavo Menéndez de Merlo, intercedió para que haya una negociación con Massa.

Es obvio que tanto a Mauricio Macri como a Vidal les interesa y mucho que CFK y Scioli sean los candidatos de los intendentes, el único grupo político con poder real en Buenos Aires. Si Massa compite para senador y queda excluido, o sea tercero detrás de CFK y el candidato del PRO, éste sería su funeral político. Esta posibilidad lo inclina cada vez más a no competir e impulsar a Margarita Stolbizer y Malena Galmarini para senadora y diputada.

La postura de Massa de garante de la gobernabilidad de Vidal fue exitosa hasta ahora pero es casi incompatible con un escenario de conflictividad electoral.

Es obvio que los barones peronistas del conurbano ya no son cristinistas, salvo escasas excepciones, pero sí analizan las encuestas que le dan a ella casi un 30 por ciento de imagen positiva, esto es, más que Massa. Como todo el mundo sabe, la prioridad número uno de los intendentes es mantener o ampliar su mayoría en los consejos deliberantes, lo que lograrían si combinan los votos de CFK-Scioli con algunos arreglos bajo cuerda con el PRO.

Para el peronismo nacional, la consolidación de la ex presidente en el PJ bonaerense sería una señal que frenaría cualquier proceso serio de renovación. Prácticamente el escenario ideal para instalar la reelección de Macri.

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