Por Carlos Tórtora.-

Cristina Kirchner inició una ronda de consultas con los senadores del oficialismo para saber qué gobernadores tienen en vista adelantar las elecciones provinciales de las nacionales. El resultado habría sido inquietante, porque más de media docena de provincias ya estarían dispuestas al adelantamiento. Y esto explicaría el ausentismo de gobernadores en el acto que la UOCRA le organizó a Alberto Fernández la semana pasada. En general, los mandatarios creen que con los actuales números la reelección es inviable. Respondiendo a esta realidad es que la vicepresidenta lanzó a Eduardo Wado de Pedro y Jorge Capitanich a probarse como presidenciables. Pero hay quienes dicen que en realidad se trata más bien de vicepresidenciables, porque la expresidenta estaría encaminándose hacia disputar la presidencia. Desde la lógica del Instituto Patria, sólo ella podría evitar una catástrofe electoral del kirchnerismo. Las últimas encuestas marcan sin embargo un descenso en la imagen positiva de la vicepresidenta, que sus allegados atribuyen al contagio de la mala gestión de Alberto.

Dos problemas

En el horizonte de la carrera presidencial de CFK se presentan dos grandes cuestiones que influyen. La primera es que, si es candidata y pierde, se quedaría sin fueros y a merced de los jueces federales.

La solución de que se adelante la elección de los senadores nacionales de Buenos Aires para que ella sea candidata a presidente y senadora electa es inviable. El artículo 54 de la Constitución subraya que los senadores deben ser electos en forma conjunta. Así que esto nos remite a la segunda cuestión: la evolución de la oposición. El ascenso de Javier Milei lleva a suponer que el voto opositor puede dividirse en dos vertientes similares en caudal de votos. De ser así y de no arribar ni Milei ni Juntos por el Cambio al 30%, el kirchnerismo podría ganar en primera vuelta si consigue el 40% de los votos. De haber ballotage, el candidato oficialista perdería ante la sumatoria de votos de las dos fuerzas opositoras.

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