Por Carlos Tórtora.-

Es difícil predecir si el descenso en las encuestas de Javier Milei es meramente transitorio o permanente y si podrá revertirlo. Lo cierto es que el nuevo escenario produce sus efectos en todo el arco político. En las oficinas de Horacio Rodríguez Larreta se festejan los tropiezos del líder libertario, al que más que un adversario consideran un enemigo. Sin embargo, hay un pero. El crecimiento de Milei hizo que no pocos seguidores de Mauricio Macri y Patricia Bullrich se pasaran a sus filas, debilitando a éstos, mientras que ahora este proceso podría revertirse. Del mismo modo, Macri y Bullrich tendrían reacciones contrapuestas. Por un lado, los perjudica que un posible aliado como es Milei se debilite. Pero, por otra parte, sentirían cierto alivio de que el huracán libertario haya menguado.

El ajedrez del gobierno

El kirchnerismo también experimenta reacciones contrapuestas ante los problemas de Milei. Su crecimiento le permitía a la Casa Rosada alentar la expectativa de una profunda división que podría hasta hacerle ganar la elección presidencial al Frente de Todos en primera vuelta. Como contrapartida, los dirigentes cristinistas del conurbano temen que el carisma de Milei penetre en el voto popular.

A todo esto y después de los reveses de las últimas semanas, Milei ajustaría su estrategia apostando a captar el voto peronista anti K, que hoy se expresa en el proyecto de Miguel Ángel Pichetto. Pero el discurso ultraliberal cerrado tiene sus limitaciones para acercarse aún a la derecha peronista. Presionado por la necesidad de ensanchar su base electoral, Milei se debate entre seguir con una retórica bastante economicista o abrirse a un discurso más abarcativo.

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