Por Carlos Tórtora.-

Martín Lousteau, con los 48,5 puntos obtenidos en el ballotage porteño, irrumpió como una nueva figura nacional de lo que él mismo define como un “espacio socialdemócrata”. Si bien el ex ministro de economía de CFK carece de todo despliegue político fuera de la Capital, su rol acaba de nacionalizarse y parece destinado a influir en la orientación del voto de una amplia franja de centro izquierda. Que Lousteau sin ser candidato a presidente -ni a ningún otro cargo- se convierta en un factor decisivo de la campaña electoral nacional, se explica por la debilidad de los candidatos opositores que se identifican con la crítica al kirchnerismo desde el progresismo. Es el caso de Ernesto Sanz que, pese al esfuerzo realizado, no mide en ninguna encuesta más de 5 puntos para las PASO y de la mediática Elisa Carrió, con números similares. El otro caso que muestra escaso crecimiento es el de Margarita Stolbizer, que también oscila alrededor del 5 por ciento, afrontando además algunos cortocircuitos importantes con sus principales aliados, los socialistas. Sin duda que los 800.000 votos que el joven economista colectó entre los porteños hoy por hoy es más de lo que cuentan los presidenciables nombrados. De ahí que las definiciones de aquél empiecen a pesar en el escenario nacional.

Nace una estrella

Presionado por los medios, Lousteau ya aclaró que “Si Sanz y Carrió pierden con Macri, voy a votar a Stolbizer”. Esta jugada es lógica en función de su objetivo para el 2019: ser jefe de gobierno porteño, para lo cual necesita que el PRO entre en crisis a partir de una derrota de Mauricio Macri en la elección presidencial. En su definición, hizo reserva de que si, como es casi seguro, Macri derrota a Sanz y Carrió en las PASO de CAMBIEMOS, él hará campaña para Stolbizer.

En términos de matemática electoral esto último implica apoyar al más débil de los candidatos opositores de primera línea. Claramente Lousteau estaría proponiendo que los que apoyen a Sanz y Carrió, después que Macri les gane la primaria, traspasen su apoyo a Stolbizer.

Este mensaje, que sería el primer paso de una campaña sistemática, apuntaría a vaciar parcialmente a CAMBIEMOS, lo que podría ser un factor decisivo para que Macri no alcance el 30 por ciento que necesita para aspirar a una segunda vuelta, siempre y cuando Scioli no liquide el pleito en primera vuelta llegando al 45 por ciento, lo que no parece probable. Por mucho que creciera Stolbizer, difícilmente podría superar los 10 puntos. Objetivamente, entonces, Lousteau favorecería así el triunfo, tal vez en primera vuelta, de Scioli-Zannini, al profundizar la división del voto opositor.

Una variante de la estrategia que puede estar asomando en torno al economista, es que éste empiece a pensar en su candidatura presidencial para el próximo turno, presentándose como la alternativa socialdemócrata a un peronismo gastado por 17 años en el poder. En otras palabras, sustituir al PRO pero desde la centro izquierda. La declinación de Hermes Binner y las limitaciones de Stolbizer, Carrió, Sanz y Cobos, justificarían estas ambiciones.

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