Por Carlos Tórtora.-

Ayer fue un día que impactó en diversos sentidos en el mapa político por las repercusiones del pedido de penas para Cristina Kirchner. Por ejemplo, fuentes allegadas a la vicepresidenta aseguran que ésta habría quedado resentida por las declaraciones de Alberto Fernández y Sergio Massa. Al primero le imputan que omitió, en su mensaje a Cristina, atacar al Poder Judicial y lo atribuyen a una claudicación del presidente. En el caso del tigrense, la cuestión es más sutil. Los kirchneristas repudian un párrafo de su tuit, el que dice: «Es absurdo plantear que el Jefe de la Administración es responsable por cada uno de sus dependientes». El mensaje sugiere que pudo haber delito, pero que, si así fue, quien era Presidenta no era parte. Es decir, que según Massa pudo haber delito pero los hechos que cometieron los subordinados de Cristina no merecen imputación hacia la jefa.

Es así que la primera reacción del kirchnerismo sería la de desconfiar de los dos socios del Frente de Todos.

Otra repercusión es el silencio -al menos hasta ahora- de los gobernadores peronistas, que no se solidarizaron con la expresidenta. Sí lo hicieron 500 intendentes, cuyas firmas fueron recolectadas por La Cámpora. Pero en general se advierte la frialdad en las filas peronistas.

Aunque en voz baja, hay dirigentes que se preguntan si no estamos ante un punto de inflexión en la trayectoria del liderazgo de CFK.

En lo que hace a la probable estrategia de la expresidenta de ahora en más, todo parece indicar que está obligada a demostrar que todo el peronismo la defiende para contener su debilitamiento político. Aunque por una causa que la desfavorece, Cristina una vez más encuentra la oportunidad para polarizar a la opinión pública con vistas a la contienda electoral. Además, con la causa de Vialidad, ella le manda un mensaje al funcionariado kirchnerista acerca de lo que puede esperarle si el Frente de Todos pierde el poder el año que viene. Por otra parte, el aporte del fiscal Diego Luciani implicando a Máximo Kirchner y abriendo la puerta para que se reabra la causa Hotesur, le reabre a CFK su frente interno familiar y no es imposible que haya una nueva imputación a Florencia Kirchner.

Por último, ayer, y por imperio de las circunstancias, Cristina atacó por primera vez a Horacio Rodríguez Larreta por la represión policial frente a su casa. Un dato aislado pero que conviene tener en cuenta.

La reivindicación institucional

En el ámbito judicial, trascendió ayer que la Corte Suprema de Justicia le habría hecho llegar discretamente un mensaje al Tribunal Oral de la causa Vialidad así como a la Cámara de Casación. El mismo diría que el máximo tribunal está dispuesto a respaldar plenamente a los jueces que de ahora en más intervengan en la causa, habida cuenta de las presiones que a partir de ayer están sufriendo. La misma fuente señala que habría una operación en marcha para que a partir del alegato de Luciani se produzca un lavado de cara del Poder Judicial, que hoy figura entre los menos confiables para la opinión pública.

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