Por Guillermo Cherashny.-

Si bien la importancia de las redes sociales y los medios de comunicación fue relevante en la elección de Barack Obama en 2009, en nuestro país, un poco en 2015 y en estas PASO, se puede mensurar el impresionante apoyo de los medios de comunicación en el apoyo de un gobierno para un proceso electoral como nunca se vio en la historia de muestro país.

En efecto, esta vez los medios de comunicación escritos como Clarín, La Nación y el bisemanario Perfil expresaron un apoyo incondicional al gobierno por parte de los dos primeros y un poco menor Perfil. En el caso de Clarín, el multimedios, extendiéndolo al canal 13, TN y las radios del grupo, fue de un total blindaje mediático y lo mismo con menos poder La Nación y en ambos casos con una amplia justificación, ya que la ex presidente se los quiso llevar puestos a los dos diarios.

El énfasis fue puesto en blindar al gobierno de las acusaciones de corrupción y, por el otro lado, en el señalamiento de la corrupción kirchnerista, que fue la más importante también de la historia argentina.

Lo mismo ocurrió con la inversión publicitaria de Cambiemos en las redes sociales como Facebook y especialmente en Twitter, convertido en el 6,78 del PRO.

A esto se agrega la confusión de estado, partido y gobierno que hizo el macrismo, sólo comparable con el cristinismo, con la importante diferencia de que se impuso también una pluralidad de voces y disensos nunca visto en la Argentina, lo cual es muy positivo y para destacar de un gobierno que promueve esa libertad de expresión.

Hay que resaltar que periodistas de los dos medios como Clarín y La Nación lanzaron una campaña más papista que el papa, es decir, más militante que los propios dirigentes del PRO y en la mayoría de los casos, en los periodistas denominados «progres», que apoyaron los primeros cuatro años del kirchnerismo con el mismo entusiasmo que lo hicieron con Macri, con la diferencia de que en el kirchnerismo no atacaron a los opositores ni los ningunearon, porque el dominio electoral de Néstor Kirchner fue total.

Estos periodistas necesitados de sobreactuar por su pasado K ejercieron y aún hoy hacen un periodismo militante, lejanos a la objetividad de la profesión. Dicho esto, si nos guiamos por los resultados, el gobierno mejoró el resultado electoral con respecto a las PASO de 2015 obteniendo un 36% a nivel nacional que no deja de ser un tercio del electorado pero, si se miden los centímetros y minutos dedicados a enumerar la corrupción K, podría decirse que obtuvieron un rotundo fracaso, ya que la ex presidente, con los medios importantes en contra y la justicia iniciándole con razón decenas de juicios, no impidieron que ganara la contienda en la provincia de Buenos Aires pese a la división en tres del peronismo en ese distrito y mucho más, con el 21,30% del total de votos en el país, constituyendo la segunda fuerza electoral del país, dejando atrás al PJ anti-k y al massismo.

La gravedad de la situación actual es la inédita aparición de noticias falsas u operaciones de prensa contra toda la oposición, no sólo contra el cristinismo sino también contra el peronismo no K y contra el Frente Renovador, y también contra Stolbizer y el socialismo santafesino. En conclusión, un gigantesco aparato para lograr un tercio del electorado nacional.

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