Por Carlos Tórtora.-

Con precisión de ingeniero, Mauricio Macri va construyendo desde el poder un escenario preelectoral que le asegure la reelección. Hoy por hoy es dudoso que Cambiemos llegue al 45 por ciento de los votos con 10 por ciento de diferencia sobre el segundo como para evitar el ballotage. El impacto de los tarifazos y la resistencia de la inflación a bajar están consolidando que un sector de la clase media que votó a Macri en el 2015 hoy lo rechace sin contemplaciones. Con Luis Barrionuevo en el timón de la intervención del PJ nacional, el gobierno se aseguraría dos resultados: un escenario interno de alta conflictividad (por el estilo confrontativo del líder gastronómico) que profundizaría la grieta entre kirchnerismo y peronismo “racional” y una imagen del peronismo contaminada por la polémica imagen pública de su interventor. El nuevo interventor bien puede abrir el camino para que contra la candidatura de Cristina Kirchner se levante la de Juan Manuel Urtubey, tal vez acompañado en la fórmula por Massa. En un ballotage, si una formula de este tipo llegara el segundo puesto, no recibiría los votos del cristinismo, porque este sector preferiría que gane Macri antes que abrirle paso a un nuevo peronismo. Y si el peronismo racional saliera tercero, bien podría pactar con el macrismo antes que apoyar a Cristina en segunda vuelta.

A todo esto, muchos dirigentes justicialistas se preguntan si está por precipitarse una ola de intervenciones a los partidos peronistas provinciales. En especial en Buenos Aires los nervios se están tensando. La Cámara Nacional Electoral tiene pendiente de resolución un recurso presentado por Omar Gadea y Oscar Diani, apoderados de la lista duhaldista Justicia y Dignidad Peronista, quienes cuestionan el fallo de primera instancia que convalidó en diciembre pasado la elección de Gustavo Menéndez como presidente del PJ bonaerense. Los camaristas Santiago Corcuera y Alberto Dalla Via deben resolver esto y la apelación presentada por José Luis Gioja contra la resolución de Maria Servini disponiendo la intervención. Hasta que esto último no se defina, es difícil que Barrionuevo avance sobre el kirchnerismo con más intervenciones. Sin embargo, en el agitado mundo del peronismo del conurbano, en las últimas horas varios dirigentes intentaban sumarse ya al partido de la intervención para luego desplazar a las autoridades partidarias locales. En el nuevo mapa partidario, muchos se preguntan si la presencia de un sindicalista en la intervención del PJ significa que el gobierno moderará su ofensiva judicial contra Hugo Moyano. Éste buscó un mes atrás un paraguas político y terminó sacándose la foto con el staff de Cristina y Alberto Rodríguez Saá. Pero en su entorno aseguran que salió decepcionado del encuentro. Pero esto no quita que sus relaciones con Barrionuevo estén marcadas por la desconfianza.

La reaparición de Eduardo Duhalde como autor intelectual de la política de intervención abona aún más la impresión de que no habrá en lo inmediato acuerdo alguno con Cristina. Ésta absorbió el golpe de Servini en silencio y estaría esperando el fallo de Cámara que convalide a Barrionuevo para reaparecer denunciando que el gobierno se adueñó de un partido por el cual ella tampoco se interesó demasiado excepto para evitar que cayera en manos de otros.

Más operaciones

Pero la ingeniería electoral de Macri no solo pasa por la entronización de Barrionuevo. Horacio Rodríguez Larreta está preparando en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la modificación de la ley que prohíbe unificar en la misma fecha las elecciones nacionales con las de Jefe de Gobierno. De este modo, todo el aparato del PRO porteño se movilizaría arrastrando votos para Macri, lo que no ocurriría si ambas elecciones se realizan separadas.

Del mismo modo y demostrando su escaso interés por la democracia interna en Cambiemos, Macri se opone a la idea de una primaria con varias listas en la coalición gobernante. Son los radicales los que fogonean la idea de la competencia interna como un modo de intentar recuperar un perfil propio que fueron perdiendo a medida que el PRO casi no les da participación en la toma de decisiones.

Aun con el pacto entre Enrique Nosiglia y Daniel Angelici vigente, la tensión interna en la UCR sigue creciendo y hay una negociación incipiente para que Rodríguez Larreta lleve un vice radical.

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