Por Guillermo Cherashny.-

Los que dudaban si existe en este gobierno el látigo y la zanahoria -como pasó durante el kirchnercristinismo- la entrega de las listas de candidatos en las provincias demuestra que terminantemente sí. En efecto, el primer vetado fue José Manuel de la Sota, que ganaba con seguridad en Córdoba, pero la íntima relación del presidente con Juan Schiaretti -quien fue empleado de Socam en Brasil en los ‘70- hizo que Schiaretti no lo apoyara a De la Sota como primer diputado por Unión por Córdoba, de modo que Cambiemos pueda ganar las elecciones con la «Coneja» Baldassi, que enfrentará a Juan Martín Llaloyra, el vicegobernador de esa provincia, que no se lleva bien con el gobernador; y en segundo lugar va Alejandra Vigo, la esposa de Schiaretti y, como los peronistas cordobeses sólo renuevan tres diputados, aun perdiendo logran esas tres bancas. Pero si el candidato era el «Gallego», se quedaban con cinco. Por eso Schiaretti espera que Macri sea generoso con los fondos que mande a Córdoba en el futuro.

Algo similar ocurrió en San Juan y Chaco donde Uñac y Peppo desalojaron de las listas a Gioja y Capitanich respectivamente. Macri se saca de encima a De la Sota, aliado de Massa y a Gioja, que firmó su pedido de juicio político, y a Capitanich, por su lealtad a CFK, y lo mismo les exigió a otros gobernadores peronistas con candidatos a quienes les tenía algún rencor.

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