Por Guillermo Cherashny.-

Ayer al mediodía se vio a un presidente avejentado y debilitado ante la inminente sanción de la ley que limita el aumento de tarifas, que por todos los medios intentó hasta ahora sin éxito en dividir el bloque PJ de miguel Pichetto. Habló con los gobernadores peronistas uno por uno y Schiaretti, Urtubey y Bordet le dijeron que estaban de acuerdo pero que no manejaban a los senadores nacionales de sus provincias, cuestión que Macri no les creyó. Entonces utilizo su última carta, cual fue dar un mensaje por televisión atribuyendo ese proyecto de ley a Cristina, para meter otra vez la grieta entre los argentinos, que le dio el éxito en las legislativas pasadas. Pero abusar de ese argumento no es aconsejable, más teniendo en cuenta que la mayoría de la gente está en contra de ese fuerte aumento del gas y la luz y es muy probable que el miércoles la ley se sancione y la tenga que vetar.

El problema es que el presidente dramatizó ese proyecto de ley como si fuera un día D para la economía del país, cuando en realidad, si el oficialismo no decía nada, era una ley más que se vetaba. Pero someter durante dos semanas a la opinión pública para convencerla de que si salía esa ley el acuerdo con el FMI fracasaba -lo cual es una gran mentira, pues el veto posterior es irrelevante. Así es que el presidente se autogenera las crisis, como pasó con la corrida cambiaria, cuando obligó al presidente del BCRA a bajar la tasa de interés en medio de una inflación del 25%, lo cual induciría a una suba del dólar que estaba muy atrasado y lamentablemente con las tarifas sigue el mismo camino.

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