Por Guillermo Cherashny.-

«Maniobra magistral», calificó el novel periodismo oficialista no tan servil como el cristinista pero oficialista al fin, que asó calificó la propuesta gubernamental de garantizarles a los jubilados que ganaron los juicios ante la corte y a 2 millones más que están en condiciones de hacer juicio el reconocimiento de un 45% de aumento y, visto así, no hay ninguna duda de que es una medida histórica a la cual nadie se puede oponer y se debe apoyar con todo entusiasmo. Pero este anuncio abrió el torneo de la generosidad, ya que ningún sector opositor, como dijimos, se puede oponer y ninguno piensa dejar que el presidente se lleve todas las medallas. Y así, propondrán aumentar la jubilación mínima y otros plantearán medidas más populistas que las anunciadas por el gobierno de Cambiemos.

El contexto es engañoso. El mismo día del anuncio, el presidente presentó su declaración jurada, que deja mucho que desear y se parece a las que presentó Cristina y además, ante la obligación de la OCDE de que desde el 1° de enero de 2016, los países integrantes -menos los Estados Unidos- contestarán los pedidos del gobierno argentino sobre la existencia de cuentas de dinero de nacionales en el exterior pero, en vez de explicar la verdad, se recurre al artilugio de mezclarlo con el pago y aumento a los jubilados, en un proyecto ómnibus que asegura el pago este año y el próximo, año electoral, pero para 2018 en adelante deja un déficit fiscal que nadie sabe cómo se pagará, salvo con la vana promesa de incorporar al 40% que trabaja en negro.

Es obvio que el presidente no puede justificar la declaración jurada y en el ataque cristinista sobre los Panama Papers -donde hasta ahora no le probaron ninguna irregularidad- que tuvo que lanzar el paquete legislativo haciendo hincapié en la medida a favor de los jubilados, en un clara demostración de que su gobierno marcha en el sentido de un populismo culposo.

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