Por Guillermo Cherashny.-

El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires inauguró el primer monumento a Juan Domingo Perón en la Capital Federal, en un nuevo aniversario de su nacimiento. En el acto estuvo acompañado por los sindicalistas Hugo Moyano y Gerónimo Venegas y también por el ex presidente Eduardo Duhalde.

En su discurso, aprovechó para criticar al oficialismo y prometer un trabajo genuino en el país. También halagó al peronismo diciendo que su objetivo era lograr que la Argentina reduzca su tasa de pobreza a cero y que haya igualdad de oportunidades, empleando el término “justicia social”.

Una de las chicanas habituales del oficialismo contra Mauricio Macri es decir que, si gana la elección, no tendrá condiciones de gobernabilidad, porque tendrá minoría en el Congreso Nacional. En el caso de que el candidato de Cambiemos ganase en segunda vuelta, aun no tendría mayoría, porque la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado se deciden con los votos de la primera vuelta. Por lo tanto, no pasarían de noventa diputados, sumando a la UCR y Lilita Carrió. Igualmente, Massa y De la Sota seguramente le darán apoyo parlamentario. Los ocho o diez diputados de Rodríguez Saá lo apoyarían con el solo hecho de que Macri les devuelva los 250 millones de dólares que quedaron atrapados en el corralito y que los Kirchner nunca les reconocieron.

Si además Macri impone nuevamente la coparticipación de las provincias, también lo apoyarán y quedará sólo La Cámpora para meter el palo en la rueda; e igualmente quedarán muy disminuidos en caso de una derrota. Las chances de que Macri pueda sumar votos antes del 25 de octubre dependerán del buen manejo que haga con la economía y de su ductilidad política, ya que tiene dirigentes como Cristian Ritondo, Emilio Monzó, Esteban Bullrich, Federico Pinedo y Carlos Reutemann, que vienen negociando hace años con los peronistas.

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