Por Guillermo Cherashny.-

La designación de Javier Iguacel en lugar de Juanjo Aranguren es un gesto de Macri a Lilita Carrió y al peronismo racional, aunque su reemplazante, Javier Iguacel, es uno de los verdugos de Cristina con la corrupción de la obra pública, por lo cual Pichetto y Massa coincidirán con Carrió en expulsar a Aranguren, pero no con el reemplazante, vinculado a intereses petroleros extranjeros, ya que trabajó para ellos en Indonesia. Pero seguramente los aumentos de tarifas para el segundo semestre serán postergados o amortiguados o aplanados, como pedían los radicales. En conclusión, la caída del ex presidente de Shell es música para los oídos de Carrió, Cornejo, Pichetto y Massa.

En cuanto a la remoción de Pancho Cabrera, nadie lo lamentará y su reemplazante, el economista Dante Sica, es respetado por todo el arco político y, si bien es un independiente, fue secretario de industria de Duhalde pero últimamente, con su consultora ABACEB, tenía un claro sesgo oficialista en favor de la actuación de Nicolás Dujovne. Es decir que hoy por hoy es más cercano al gobierno pero está bien visto por el peronismo racional.

En definitiva, parece que el presidente quiere tentar a un sector del peronismo en el congreso para un acuerdo para compartir el costo político del acuerdo con el FMI y nadie sabe si el peronismo racional aceptará el convite, aunque seguramente Urtubey y Schiaretti darán el apoyo.

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