Por Guillermo Cherashny.-

Fuentes del gobierno señalan el enojo del presidente con Patricia Bullrich porque le «vendió» la teoría de que el puestero de Benetton hirió a Santiago Maldonado y que, si fue la Gendarmería, cuestión que no podía afirmar, no había pruebas, y que el asunto no le importaba a nadie y que había que sujetarse a la citada versión.

Consultados Arribas y Majdalani, le dijeron al presidente que en la AFI no tenían ninguna información y que todo lo que se sabía pasaba por la ministra de seguridad, quien tampoco quería enturbiar su relación con la Gendarmería, una fuerza no contaminada por el narcotráfico y que le había permitido al gobierno éxitos impensados.

Así las cosas, el presidente dejó pasar el tiempo y, cuando se dio cuenta de que el tema había pasado a ser el más importante, esta semana hizo las primeras declaraciones, seguro de que el ADN del puestero contenía la sangre de Maldonado como le había dicho Patricia Bullrich. Cuando se comprobó lo contrario, el presidente se enojó con la ministro, pero no le va a entregar la cabeza al cristinismo y al periodismo, aunque aseguran que en noviembre, después de las elecciones, Bullrich será nombrada en una embajada en el exterior.

Por ahora, como dice Mirtha Legrand, el presidente le dijo a Marcos Peña que hable con los medios y que trataran de bajar el tema en la opinión pública. Y en ese sentido, el huracán Irma y el terremoto en México lograron el objetivo.

Ahora el gobierno espera que ningún gendarme se arrepienta y se destape un escándalo que sería muy perjudicial para el gobierno aunque no incida el resultado electoral.

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