Por Guillermo Cherashny.-

Di Lello, el fiscal federal, imputó al ex presidente Macri, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani -y varios agentes de la AFI-, por el espionaje ilegal a través de la captura de mails de opositores. Si bien se dijo que se espiaba a los propios, esa situación se podría dar con respecto a Mario Negri, Ernesto Sanz, Mario Barletta y algún otro radical, porque no eran obedientes al personalismo de Macri, pero en el caso de Monzó y Massot era obvio que querían incorporar peronismo al gobierno. En el caso de Laura Alonso y Luis Majul, parecería que los mails eran informaciones y sugerencias sobre causas judiciales. La pregunta que se hacen todos los analistas es: ¿quién podría dejar una huella de espionaje ilegal? Y la respuesta es muy simple: cuentan que el maltrato a los agentes de la casa fue el peor en la historia de la SIDE-AFI y que el personal se tomó venganza por el destrato de Majdalani y Arribas y de Eduardo Miragaya, el Director de Asuntos Jurídicos, quien fuera denunciado en 2016 en numerosas ocasiones por Carlos Pagni, en el diario y en su programa de TV, lo que motivó que Majdalani lo echara de ese cargo por su interferencia en el poder judicial y desde afuera. Daniel Angelici ejercía un gran poder en la AFI en la conexión con los tribunales federales de Comodoro Py, ya que la Comisión de Seguridad de Boca Juniors era dirigida por el fiscal Stornelli, y jueces y fiscales eran asiduos concurrentes a la Bombonera. Así fue que los agentes de la casa, maltratados y desplazados de sus funciones, pero que se mantenían en el organismo fueron reemplazados por 400 militantes del PRO, amigos, amantes y vecinos del country y, como no entendían nada, le pedían asesoramiento a la gente de la casa y éstos, juntando bronca, fueron acumulando información para usarla en forma oportuna.

Fuentes de inteligencia señalan que un alto funcionario nombrado en la presidencia de Carlos Menem fue maltratado durante los cuatro años y cuando llegó Cristina Camaño, la interventora designada por el Presidente, pidió una audiencia con ella y, rápidamente recibido, ofreció su renuncia; pero Camaño lo trató muy bien y le dijo que esperara, que tenía información del maltrato del personal que había ingresado antes del 10 de diciembre del 2015 y que volverían a ser respetados. De este modo, la interventora se fue enterando de los manejos irregulares de los fondos reservados y de la inteligencia ilegal de la AFI en la Justicia y en la política nacional, como hackeo de mails, intercepciones telefónicas que hacía la justicia y que la AFI distribuía a periodistas amigos del régimen depuesto, que se solazaban con las escuchas, donde Cristina era la principal protagonista.

También se conoció el atentado con bomba contra José Luis Vila, el N° 1, es decir el oficial de inteligencia de más alto rango en el organismo, que el Coti Nosiglia propuso como 1° o 2° en la AFI y que se tuvo que ir al Ministerio de Defensa y años después dos agentes de la AFI le pusieron una bomba en su ex domicilio al Subsecretario de la SIDE en el año 2001, con Carlos Becerra como jefe de la entonces SIDE. Vila permaneció en el gobierno de Duhalde y los Kirchner como delegado de la SIDE en Washington y, cuando se convirtió en la AFI, Parrilli, pese a ser radical, lo convocó para asesorarlo junto Juan Martín Mena. Quizás a Arribas le molestaban las críticas de Vila a sus operaciones ilegales y podría ser la causa del atentado para silenciarlo, lo que lograron hasta que Vila la semana pasada declaró en la comisión parlamentaria de seguimiento de los organismos de inteligencia.

«CANDADOS»

Otro aspecto hasta ahora ignorando era la relación de la AFI con los «candados», es decir, el servicio de inteligencia del Servicio Penitenciario Federal, que manejaba la información sobre los funcionarios K presos en Ezeiza y, cómo pichaban las conversaciones aprovechando investigaciones sobre narcotráfico en otros pabellones donde no estaban los ex funcionarios.

Desde que el juez Alejo Ramos Padilla descubrió la operaciones de inteligencia ilegales de Marcelo D’Alessio con la AFI, el Ministerio de Seguridad y el Ministerio de Justicia, donde tenía bajo su jurisdicción al SPF y los «candados», aprovecharon uno procedimientos del juez federal Federico Villena de Lomas de Zamora sobre un jefe narco detenido en Ezeiza y junto a la AFI escucharon las conversaciones de los ex funcionarios K con sus abogados y amigos para intentar desacreditar a la investigación del juez Ramos Padilla difundiendo con los periodistas amigos que la investigación de Mercedes tuvo su origen en los pabellones de Ezeiza para demostrar que sus causas estaban armadas, cuando Ramos Padilla descubrió que algunas causas fueron armadas y fabricadas con testigos falsos desde la AFI, Justicia y Seguridad, y desobedeciendo al juez Villena, quien ordenó destruir esas escuchas que nada tenían que ver con el narcotráfico. Pese a esa orden, esas escuchas se pasaron en muchos programas de televisión, en un verdadero show mediático. Continuará.

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