Raúl Aragón, consultor político y analista de opinión pública, habló con Carlos Tórtora, director de Informador Público, sobre la campaña sucia que está habiendo de cara a las elecciones de noviembre y para qué lado pueden ir los votos de Sergio Massa, el árbitro del ballotage.

CAT: ¿A qué se refieren cuando se habla de campaña sucia?

RA: Básicamente lo opuesto de una campaña propositiva. No se dice lo que se va a hacer; descalifico al adversario y trato de hacer algo que lo perjudique. En el caso Macri, la vuelta a los ‘90, la cancelación de los planes, eliminación de los subsidios, a las tarifas, etc. Todo eso con un fin: relacionarlo con el regreso, darle negatividad e instalar miedo. Lo que estamos recibiendo es una campaña negativa que deja del adversario una imagen negativa.

CAT: Para que esa campaña pueda funcionar con alguna probabilidad de éxito es necesario que esté comprobada la existencia de una base para desarrollarla.

RA: Necesita características verosímiles. La característica de lo verosímil es una ficción con algunos elementos de la realidad. Algunos elementos de la realidad tiene que tener, si no, deja de ser verosímil. Generalmente un asesor de campaña, si desea realizar una campaña negativa, busca pararse sobre eso. En el caso de Macri, su foto con Videla, las supuestas grabaciones de Aníbal Fernández atacando la Capital Federal. Todo eso contribuye a que la imagen del Pro, en especial la de Mauricio Macri, quede dañina y vinculada a la insensibilidad social. Gobernar para los mercados. Eso es lo que están tratando de instalar con algún grado de éxito, porque la duda está. Consiguieron instalar la duda, no sé si la certeza. Pero la duda está. Por otro lado, Scioli dice todo lo contrario. Ahora asegura el 82% móvil. Entonces eso es una estructuración completa de una campaña.

CAT: La campaña sucia no alcanza. ¿Hay que reconstruir aparte la imagen del candidato propio?

RA: Sí, a menos que la campaña sucia esté basada sobre un hecho totalmente descalificante. Por ejemplo, un video de tu adversario en escena de pedofilia. Tiene que ser algo muy extremo, terrible.

CAT: En Estados Unidos ha sido bastante utilizado este sistema de usos extremos.

RA: Sí. Yo me acuerdo la campaña Nixon-Kennedy. Yo vivía en Estados Unidos y me interesaba mucho la política. Nixon tenía una mirada torva, entonces inventaron un afiche con una foto de él y, abajo, una leyenda que decía: “¿Usted le compraría un auto usado a este señor?” Apoyando así lo que él ya tenía: un carisma negativo que producía rechazo. Entonces se montaron sobre eso, que era real, y le arrojaron un atributo de persona no confiable y con eso pudieron ganar una elección. Es un caso muy estudiado.

CAT: Es un caso donde el ataque es liviano. Yo me refiero a casos donde se han utilizado lisa y llanamente escándalos.

RA: Ha habido muchos casos donde se difundían elementos de campaña muy fuertes y el candidato tenía que salir a contestarle por la gravedad de la situación. No obstante, con la campaña negativa sola no alcanza, a menos que sea extremadamente negativa. Ahí cambia. Tomemos el caso de Aníbal Fernández con el asunto del triple crimen. Yo creo que ahí lo afectó. Pero le pegó porque ya tenía algún atributo que pudiera dar por sentado eso. Estaba instalada la sospecha de sus participaciones en asuntos ligados al narcotráfico. Si uno hubiese querido hacer lo mismo con María Eugenia Vidal no te sale. La campaña tiene que estar bien hecha, porque te puede jugar en contra.

CAT: En el caso del ataque a Macri, tal como se viene dando, se estaría justificando con respecto a algunas de sus posiciones económicas en el pasado. Cuando un candidato está siendo afectado, ¿qué debe hacer? ¿Contestar las acusaciones o ignorarlas?

RA: El manual dice que tiene que contestarlas en el mismo nivel de intensidad con el que fueron hechas. Porque si no, se instala eso. Sí o sí está obligado a contestarlas.

CAT: ¿Usted cree que esto puede verse reflejado en la próxima encuesta?

RA: Podría verse. Los dos, tanto Macri como Scioli, la están siguiendo a diario, porque ahora sí es tiempo de descuento.

CAT: Hay algo que no concuerda. El perfil de Scioli ha sido siempre la no agresión. Si se quiere ha sido un predicador de la violencia. ¿Cómo le afecta ahora esta campaña sucia?

RA: Y, no lo dice tanto él. Lo dicen otros. Lo que sí hay por parte del Pro es una operación de prensa con respecto a las encuestas. Yo respeto mucho a mis colegas, pero me parece que hay problemas ahí. Señalan diferencias de diez puntos, doce. Macri sacó 34,5%. Para sacar 55% tiene que sumar 21,5 puntos. Supongamos que los de Margarita se van ahí. ¿De dónde salen esos 18 puntos restantes? Lo único que tiene son esos 21,6% que sacó Massa pero para que eso ocurra deberían migrar el 90% de los votos massistas. Yo creo que está ganando Macri pero no por tan amplia diferencia.

CAT: A mí se me ocurre que aquí hay otro aspecto de la campaña sucia y es que, si el agredido no es vigoroso en su respuesta, puede aparecer otra faceta y es la imagen del hombre débil.

RA: Bueno, no creo que Durán Barba no sepa eso. Creo que lo sabe y lo está mandando a contestar con toda la fuerza que tiene. Me parece que es un error la campaña sucia. La prueba claramente es María Eugenia, la cual hizo una campaña clara y concisa y se ve reflejado en los resultados. El Frente para la Victoria está muy asustado. Yo insisto. Macri no le está sacando ni diez puntos de diferencia, ni doce puntos. Sí le está sacando tres, cuatro o, incluso, cinco puntos. Efectivamente, los votantes de Stolbizer van para Macri y el voto Massa, en mi opinión, se divide 30-60. Eso le basta a Macri para establecer una ventaja. Toda la pelea es por el votante de Massa. El elector de Massa es un elector que piensa. Esto es evidente, porque Macri ofrecía las maravillas que hizo durante su gestión. Scioli hizo campaña desde el aparato, desde lo ideológico. Massa no tenía ni aparato ni gestión para votar. Lo único que tenía eran propuestas. El 21% de los argentinos votaron propuestas. Por ende, ese sector que vota propuestas es un sector que piensa. Entonces, no es muy sensible con una campaña sucia. La única que dijo algo sensato es María Eugenia Vidal que, para mí, es un gran cuadro político. Macri le tiene que hacer un monumento a ella. Usted sabe cómo son las diferencias entre PASO y primera vuelta en la Provincia. En Buenos Aires, Macri obtuvo entre las PASO y la primera vuelta 650 mil votos más. Mientras que Scioli obtuvo 180 mil votos más que en las PASO. Un tercio de lo que ganó Macri. María Eugenia Vidal sumó siete puntos más a su candidatura como Gobernadora. Por eso digo que es un aporte muy valioso para el PRO. Ella fue la única que dijo algo sensato a los votantes. Les dijo que para cambiar la Provincia es necesario que cambie el Gobierno. También les dijo que Macri necesita ser Presidente para que ella pueda arreglar la Provincia. Esto muestra un argumento positivo y suena lógico. Yo le creo a María Eugenia Vidal. Ella mostró la diferencia entre una campaña positiva y una campaña negativa. La campaña positiva se enfoca en la construcción positiva del candidato, no se mete en lo que sucede con otro candidato.

CAT: Ahora Vidal ya fue elegida gobernadora y Aníbal Fernández se fue. ¿Cree que cambiará mucho la elección ya que solamente estarán las boletas de Scioli y Macri?

RA: Macri sacó lo que sacó en la Provincia porque María Eugenia Vidal lo empujó para arriba y Scioli tuvo esos resultados en la provincia porque Aníbal lo empujó para abajo. Como Vidal ya no juega, esto lo beneficia a Scioli. Sin embargo, lo perjudica que, habiendo ya sido definidas las candidaturas municipales y provinciales del país, los aparatos locales se mueven mucho menos. Una ventaja del Frente para la Victoria era su inmenso aparato, comparado con el aparato que puede tener Cambiemos.

CAT: Lo único que puede movilizar un poco a los aparatos locales es el temor de los que subsistieron a la derrota, el temor a que vayan por ellos.

RA: Allí donde gobierna el peronismo, sí. Las estadísticas dicen que hay 50 localidades bonaerenses que están en manos del PRO y que tienen la provincia en el bolsillo; va a ser muy difícil movilizar al peronismo derrotado. La promesa de movilización tiene que ser muy clara, porque si no, no se mueven o cuesta carísimo.

CAT: ¿Usted cree que Cristina va a continuar haciendo un show para la campaña de Scioli o ahora ya está estructurada de otra forma?

RA: Es impredecible la cabeza de la Presidenta. De hecho, Scioli está dando señales desesperadas para separarse del kirchnerismo. Pero creo que eso tendría que haberlo hecho hace un mes o después de las PASO, donde el kirchnerismo no tenía ninguna posibilidad de hacer nada. No lo hizo y ahora está pagando el precio. Creo que Scioli está más débil porque no se despegó del kirchnerismo después de las PASO. Hizo una muy buena elección en las PASO. En las primarias sacó 38,6% y acá sacó 36,5%.

CAT: Yo creo que la gente esperaba que mostrara que es Scioli y no el kirchnerismo y al final no pasó nada.

RA: Claro. Igualmente aumentó la cantidad de votos, porque también creció la cantidad de votantes. En las PASO sacó 8.400.000 votos y en la primera vuelta sacó 9 millones. Lo que pasa es que aumentó un 10% la participación de los votantes entre las PASO y la primera vuelta. Por eso, esos 9 millones se dividen dentro de un nivel de cálculo mayor; porcentualmente, el número es menor. Capturó menos del nuevo votante. Macri captura en la provincia un millón ochocientos mil votos de los dos millones cuatrocientos. Hubo un elector que no votó en las PASO, que quizás estaba preocupado por una victoria de Scioli en primera vuelta y votó por Macri. No sé si esto se va a repetir. Si los números de los colegas que dicen en una encuesta que va a haber una diferencia de diez puntos es que hubo una movilidad de los votos de Massa hacia Macri. Además, estaría diciendo que Massa perdió el control de su electorado.

CAT: Un control que en realidad es relativo…

RA: Sí, un control relativo. También muestra el efecto de las declaraciones de Massa, De la Sota y otros referentes del Frente Renovador que después de la primera vuelta salieron a decir que no podían votar al oficialismo. Massa dijo que el 70% de la sociedad quería un cambio. No está diciendo “voten por Macri”, pero es muy parecido. A lo mejor eso sí tuvo efecto. La verdad es que eso es incalculable. Ésas son las cosas que nunca se pueden averiguar.

CAT: Me da la impresión de que su análisis prudente es que no está ganado el ballotage y que hay que tener cuidado con el impacto de la campaña sucia.

RA: Claro, “no está ganado el ballotage” es para Macri y “cuidado con la campaña sucia” es para Scioli. Yo creo que Macri ahora no tiene nada más para hacer. Tiene que esperar que Scioli cometa errores. Scioli y Macri le ofrecieron al Frente Renovador el ministerio de Economía, la Cancillería y la presidencia de la Cámara de Diputados. Si yo fuera Massa, no aceptaría ninguna de las dos ofertas. Si Massa y De la Sota quieren ser líderes de la segunda renovación del peronismo, de ninguna manera pueden arreglar con ninguno de los dos. Deberían ser la tercera fuerza y dejar libertad de conciencia a cada uno y después negociar la banca en diputados. También empezar a reconstruir el peronismo. Tienen dos años hasta el 2017.

CAT: A mi juicio, la sobreactuación de Massa en los últimos días, no muy clara, es insostenible. No puede seguir actuando de una forma tan poco transparente. Tiene que ser más claro.

RA: Massa está en una situación muy delicada. En el ‘95 tuvo cinco millones de votos Octavio Bordón y al día siguiente no tenía nada. No es lo mismo, porque es mucho más sólida la construcción de Sergio. Va a ser el árbitro del ballotage. El liderazgo del peronismo lo van a llevar adelante Massa, De La Sota y Urtubey. El peronismo está realmente en una crisis.

CAT: Seguramente va a haber intereses del peronismo que lo van a levantar a Urtubey contra Massa.

RA: A mí me parece que tanto Massa, Urtubey y De la Sota son una versión más diligente del peronismo. Pueden confrontarse, no se van a destruir. Massa tiene que ganar la senaduría por la provincia de Buenos Aires. Tiene que ser primero, no entrar por la minoría.

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