Por Carlos Tórtora.-

Con el dólar debajo del piso de la banda cambiaria y las tasas de interés hacia abajo, Macri puede continuar tejiendo su armado electoral con más alma. El cierre del tema desdoblamiento con María Eugenia Vidal es un triunfo no menor. Para empezar, el presidente no podía seguir pidiéndoles a los gobernadores amigos que encolumnen sus fechas de elecciones con las nacionales cuando su principal discípula daba muestras de querer separar la fecha del distrito que cuenta con el 40% del padrón nacional. En segundo lugar, quisiera o no Vidal, su interés por el desdoblamiento estimulaba todo tipo de especulaciones sobre la existencia de un proyecto político autónomo por parte de sectores peronistas y Vidal, cuyos vínculos con el PJ bonaerense son conocidos. Macri es sin duda el gran ganador del acuerdo para que no haya desdoblamiento. En el caso de Vidal, ésta se arriesga ahora a aumentar su desgaste en la medida en que su suerte política queda más ligada a la de la política económica por un lado y a la imagen presidencial por el otro. Para Cristina Kirchner, por ejemplo, el no desdoblamiento la favorece al igual que a Macri pero no por las mismas razones. A la ex presidente se le hubiera hecho cuesta arriba encontrar un candidato para competir solo con Vidal y muchos presionarían para que fuera ella por la gobernación.

Doble ganador

El caso es que el no desdoblamiento también le permite a Macri mostrarse más fuerte hacia los mercados, que esperan ver un oficialismo monolítico y sin discusiones internas. Hay que tener en cuenta que son dos las señales sobre fechas electorales que Macri está dando. La segunda es a la inversa que en Buenos Aires y es la Capital. La ciudad estaba obligada por una ley a separar su elección de jefe de gobierno de la elección presidencial y esto obedecía a que de ese modo se protegía la autonomía política de la Ciudad de los intentos de absorberla por parte de la política nacional. Pero este régimen se modificó y Horacio Rodríguez Larreta quedó con las manos libres -aunque sin muchas ganas- para unificar la fecha. Lo que con seguridad hará, ya que ésa es la intención de la casa Rosada: que el poderoso aparato del PRO porteño juegue todas sus cartas con la elección presidencial, de modo tal que el presidente ganó dos batallas con la unificación de elecciones.

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