Por Guillermo Cherashny.-

Sorprendió ayer la reunión del presidente con 100 empresarios, ya que se preveía una reunión a puertas cerradas; pero inesperadamente pronunció un discurso público, donde dijo que la inflación era culpa del gobierno pero pedía encarecidamente que aumenten las inversiones, que no aumenten los precios y que mantengan el empleo, es decir, que no despidan gente, ya que del otro lado, las tres CGT más los dos CTA, que le reclaman una ley de doble indemnización y la modificación de las escalas del impuesto a las ganancias, que motivó una reunión del presidente con los líderes sindicales, que también salieron con las manos vacías, al igual que los empresarios. De ahí que los macristas digan que si los empresarios lo critican no gobierna para los ricos como dicen los cristinistas.

Si bien ayer fue un día muy positivo para el gobierno porque consiguió más inversores que los que necesitaba para emitir los bonos para pagarles a los holdouts, o sea 12.500 millones de dólares, y que quizás se pueda hacer a una tasa menor al 8% a 10 años, está claro que Paraguay, Bolivia y Ecuador pagan una tasa menor, pero eso es parte de la herencia recibida.

La parte negativa vino por la difusión sobre los compradores de dólar futuro, donde aparecen varios íntimos del presidente, como Nicolás Caputo, Joe María Torello y los dos coordinadores del gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, que son los encargados del sinceramiento económico que los opositores llaman ajuste, una palabra que duele mucho en el diccionario macrista.

Está claro que comprar dólar futuro no es delito, pero la denuncia ante el juez Bonadío la hicieron los diputados Pinedo y Negri de Cambiemos, que cuestionaron no sólo que sea un delito por parte del BCRA sino porque los que compraron son los sectores más ricos de la sociedad y justo aparecen los nombres de los más estrechos amigos del presidente, lo que fue aprovechado por la ex presidente en una catarata de tuits para invalidar la citación del juez Bonadío.

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