Por Guillermo Cherashny.-

Hay un gran debate en el interior del gobierno con respecto al discurso del 1 de marzo, cuando el presidente Macri se dirija a la asamblea legislativa. El disenso de fondo es si dirá lo que esperan sus votantes y otro sector que no lo votó -y se trata de decir que el 99% de los problemas que tiene el gobierno en lo que hace a la economía y la inflación son producto de la herencia del kirchner-cristinismo-, o si sólo hablará del futuro porque, como sostienen Durán Barba y Marcos Peña, la gente sabe todo y por eso lo votó para presidente.

Si la gente está informada sobre lo que ocurrió, ver que diciembre, enero y febrero tendrán una inflación del 4% mensual, que hizo que los precios se dispararan, es muy distinto al mes de octubre (cuando subieron más del 1% y en noviembre del 2,2%), el problema es que la Argentina vive una tremenda crisis pero no hay conciencia de su envergadura, como sí la hubo a fines del 2001. Y Duhalde, al asumir en el verano del 2012, logró reducir el gasto público el 40% en dólares, pero ahora Alfonso Prat Gay dijo que el gobierno disminuirá el déficit fiscal del 7,5% a sólo el 6%, que podrá ser financiado con líneas del exterior después de solucionar el entredicho con los holdouts, que va bastante bien y está a poco tiempo de cerrarse favorablemente.

Ya se vivió en los ‘90 que financiarse con el exterior para pagar gastos corrientes termina mal, pero el gobierno piensa eliminar el déficit fiscal en los cuatro años de este gobierno con el plan gradualista que decidió el presidente. Además, la pesada herencia no sólo está en la inflación y el gasto público sino en la inseguridad, la educación y el crecimiento del narcotráfico.

Ahora vienen las paritarias y los trabajadores bajo convenio han tenido sueldos buenos los últimos diez años, lo que hace que el costo laboral en la Argentina sea alto pese a la devaluación del 50%, y en estos últimos días el dólar subió a más de 15 pesos y, si bien genera algo de inestabilidad, es bueno que suba de acuerdo a la inflación del 4% mensual, porque si no, volveríamos al atraso cambiario nuevamente, aunque no cae bien en la sociedad que el dólar suba todos los meses. Y el malhumor que siente la gente cuando va al supermercado hace que la luna de miel del presidente con la sociedad no esté garantizada por todo el primer semestre, más teniendo en cuenta que después de las paritarias viene el aumento del gas y el transporte y una nueva escalada inflacionaria que sólo se detendrá en el segundo semestre y habrá una leve recesión en este año. De ahí que sea imprescindible que el presidente informe a la población sobre la pesada herencia del kirchner-cristinismo.

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