Por Guillermo Cherashny.-

Ya no quedan dudas de que el ex presidente Macri instaló en la AFI y en el Ministerio de Seguridad y Justicia un sistema de espionaje sobre las actividades políticas de todos los sectores peronistas, ya sea que estuvieran alineadas con Cristina o en su contra, como el Frente Renovador de Sergio Massa, y también sobre los movimientos sociales y los trotskistas.

En la Provincia de Buenos Aires actuaba ese sistema de espionaje y otro provincial que dependía de la gobernadora Vidal, su Jefe de Gabinete Federico Salvai y Cristian Ritondo, el Ministro de Seguridad, todos ellos en el marco de una guerra imaginaria contra «las mafias» que permitía «caminar a la oposición» y fabricarse auto atentados en Nación y Provincia, especialmente en este territorio.

En efecto, se recuerda la entrada ilegal al despacho de Salvai, la bala que dejaron en el viejo domicilio de Vidal cuando estaba casada y el incendio de autos en el Ministerio de Seguridad provincial, entre otros atentados que se atribuían a bandas mafiosas y donde se supone que eran meros auto atentados que más tenían que ver con el marketing que con la inseguridad.

La detención de Alan Ruiz, el ex Director de Operaciones Especiales de la AFI, que fue funcionario de Patricia Bullrich y luego de Arribas y Majdalani, demuestra claramente este sistema integral de espionaje en el gobierno nacional, que se completaba con los «candados», el personal de Inteligencia del Servicio Penitenciario, con el claro objetivo del seguimiento de causas de la corrupción K para influir ante la Justicia para obtener resultados favorables al macrismo. Es obvio que tiene importancia castigar la corrupción, pero debe ser una tarea de la Justicia en la que no debe entrometerse el Poder Ejecutivo, más teniendo en cuenta que en la campaña electoral se dijo que se iban a transparentar los actos de gobierno y no utilizarlos como marketing electoral.

El ex presidente Macri hizo trascender que, si hubo espionaje, fue obra de cuentapropistas de los servicios y que la denuncia de un sistema de espionaje es una operación del kirchnerismo para dividir Juntos por el Cambio. Pero el descubrimiento del papel en ese sistema de Susana Martinengo, la Secretaria de Documentación de Macri en la jefatura de CABA y en su presidencia, demuestra su vinculación directa, aunque niegue conocer a Susana Martinengo diciendo que era una funcionaria de tercer orden.

Pero Macri puede tener suerte porque el gobierno del Frente de Todos no quiere utilizar un fiscal y un juez como Stornelli y Bonadío que mantengan en la cárcel a Alan Ruiz y Susana Martinengo hasta que se conviertan en arrepentidos, porque el cristinismo detesta la figura del arrepentido, y es más, la considera inconstitucional y como ejemplo está el juez Ramos Padilla, que no acepta la declaración en ese carácter de Marcelo D’Alessio, íntimamente relacionado con Patricia Bullrich y la AFI.

Así las cosas, saltarán más grabaciones que impliquen a la AFI y el Ministerio de Seguridad y Justicia, pero no habrá arrepentidos que confirmen esas semipruebas y con La Nación y Clarín bajándole el precio al sistema de espionaje diciendo que en los años de Cristina se hacía lo mismo. Es muy posible que este sistema que usó el macrismo, el más grave desde la vuelta de la democracia, quede impune.

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